Una mala jugada de los financistas que sostienen el complejo funcionamiento del blog, impidió que por casi un año, esta ilustre asociación académica produjera nuevos informes. No obstante sus directivos no perdieron las esperanzas y semana tras semana concurrieron a los más importantes casinos de Europa y Las Vegas buscando recomponer la solvencia perdida. Una inédita frecuencia de repetición de números de la segunda docena hacen hoy posible el retorno de Bombilla Tapada al ciberespacio, desafortunadamente.
Como es lógico esperar, el evento fue celebrado con uno de los tradicionales banquetes con que el staff del blog evoca cualquier acontecimiento, desde los más dichosos hasta los más funestos. Pescados, carnes de res y cerdo fueron ingeridas acompañadas con las más extravagantes salsas y guarniciones y obviamente regadas con los más finos tintos y blancos seleccionados por el repatriado somelier noruego, encargado de la bodega del blog. Los efectos del alcohol en conjunto con la alegría del reencuentro confluyeron en una situación de resultados mas que previsibles. Junto con la habitual dificultad para articular correctamente las palabras cuando el alcohol toma el mando, en suma con los numerosos y diferentes idiomas natales que hablan los miembros del Consejo Académico condujeron otra vez, casi al desastre. Un profesor armenio quiso pasar por el estrecho espacio que dejaban las posaderas de un catedrático bengalí y la pared. Dijo entonces, o quiso decir: "Excuse me" y el bengalí oyó, o creyó oír, "Kiss me", en clara incitación homosexual. Se desató entonces una gritería que no excluyó algunos manotazos por parte de ambos con la participación de varios ajenos que no querían perderse la batahola
Como es lógico esperar, el evento fue celebrado con uno de los tradicionales banquetes con que el staff del blog evoca cualquier acontecimiento, desde los más dichosos hasta los más funestos. Pescados, carnes de res y cerdo fueron ingeridas acompañadas con las más extravagantes salsas y guarniciones y obviamente regadas con los más finos tintos y blancos seleccionados por el repatriado somelier noruego, encargado de la bodega del blog. Los efectos del alcohol en conjunto con la alegría del reencuentro confluyeron en una situación de resultados mas que previsibles. Junto con la habitual dificultad para articular correctamente las palabras cuando el alcohol toma el mando, en suma con los numerosos y diferentes idiomas natales que hablan los miembros del Consejo Académico condujeron otra vez, casi al desastre. Un profesor armenio quiso pasar por el estrecho espacio que dejaban las posaderas de un catedrático bengalí y la pared. Dijo entonces, o quiso decir: "Excuse me" y el bengalí oyó, o creyó oír, "Kiss me", en clara incitación homosexual. Se desató entonces una gritería que no excluyó algunos manotazos por parte de ambos con la participación de varios ajenos que no querían perderse la batahola
Por allí en la axila de Europa, donde el continente se empieza a transformar en Asia el Imperio Otomano y el imperio Austro Húngaro chocaron durante años buscando obtener en principio el dominio del Mar Negro y de allí, la puerta a occidente para los turcos o la puerta a oriente para los europeos. Avanzaba entonces el ejército austriaco hacia la localidad de Karánsabes en la frontera de las actuales Rumania y Serbia, del lado Rumano. La avanzada del ejército imperial pretendía encontrar rastros de su contrincante turco y establecer su campamento en las afueras de la ciudad. Se reunirían un total de 100.000 hombres, un ejército nada despreciable que iría arribando por etapas. Primero los húsares, luego los infantes y más tarde y última la caballería y artillería.
Sin dudas el trabajo más peligroso era el de los húsares dado que al llegar no sabrían con que se irían a encontrar. Por lo tanto como se hizo desde siempre y se sigue haciendo, las misiones más peligrosas se dejan en manos del personal menos valorado. El imperio Austro Húngaro había avanzado sobre territorios italianos, serbios, croatas, húngaros y rumanos entre otros y numerosa población masculina de dichos lugares había sido levada de manera compulsiva para engrosar sus ejércitos. De modo que la oficialidad era austriaca pero la mayoría de los soldados provenían de esos territorios. Es decir, los oficiales hablaban alemán pero los soldados no. Una pésima combinación.
Para empeorarla, cuando la avanzada austriaca llegó al lugar, el 17 de septiembre de 1788, no encontró a ningún turco por ahí, pero en cambio se cruzó con un campamento gitano y una generosa provisión de barriles de aguardiente que procedieron a comprar de buen grado. Al llegar la infantería, como podrán sospechar, los húsares estaban mayormente borrachos.
En lugar de una reprimenda, lo que los húsares recibieron de parte de los infantes fue un pedido para compartir el aguardiente, solicitud a la que los primeros se negaron con vehemencia. Los pedidos se convirtieron en reclamos y finalmente en exigencias. Gritos en húngaro, en alemán, en italiano, en rumano, empujones. Los húsares se parapetaron detrás de los barriles a modo de barricada. Hasta que a un austriaco se le ocurrió que no sería mala idea disparar al aire a ver si el estruendo calmaba los ánimos. Rápidamente comprobó que se trataba de una pésima ocurrencia.
A todo esto, la revuelta del campamento fue divisada de lejos por la caballería Austro Húngara que se acercaba al lugar. Sus oficiales no tuvieron ninguna duda: semejante desbande solo podía haber sido motivado por un sorpresivo ataque turco. Con la urgencia del caso, sable en mano y al galope, acometieron contra sus imaginarios enemigos. Ya tenemos una contienda de húsares, infantes y soldados de caballería, luchando entre sí, todos del mismo bando.
Más tarde y debido al peso de las piezas y lo irregular del terreno, arribó al campo de la ridícula batalla un cuerpo de artillería, también Austro Húngara, quien del mismo modo interpretó que el origen de tal batahola no podía ser otro que un ataque de los infieles otomanos. Buscando hacer el mayor daño posible a sus aparentes enemigos, dispararon sus piezas sobre la caballería pretendidamente turca.
Esto último fue demasiado para los húsares políglotas quienes creyeron estar rodeados por todos los flancos por enemigos turcos, por lo que se reagruparon como mejor permitió la multiplicidad idiomática y huyeron del campo disparando a todo lo que se movía. La retirada de los húsares provocó también la de los infantes quienes no querían quedar solos y de a pié a merced de los inexistentes turcos. Al ver que todos los soldados pedestres abandonaban la lucha, los montados hicieron lo propio al tiempo que la artillería se quedaba sin objetivos para hacer blanco. Uno de los que observaban la absurda batalla era el mismísimo Emperador José II quien viendo que una turba de soldados sin orden ni concierto se dirigía directamente hacia su campamento, montó lo mas rápido que pudo e intentó una corta huida, interrumpida por la inoportuna presencia de un gran charco de barro que lo recibió con los brazos abiertos. Inexplicablemente para todos, el campo quedo vacío de contendientes al mismo tiempo.
Aunque habría que hacer una corrección a esto último. El campo quedó vacío de contendientes vivos. La confusa batalla contra si mismo dejó al ejército Austro Húngaro con 10.000 soldados menos para enfrentar a los turcos, cosa que ocurrió dos días mas tarde, favorecidos los enemigos por el cansancio y las bajas, quedando la ciudad de Karánsebes en manos de los otomanos, como era de esperar.
La presente nota, luego de tanto tiempo de ausencia, cierra con una advertencia de nuestro noruego somelier, debidamente traducida al castellano:
Si bebe, no discuta con infantes del ejército Austro Húngaro
Que anden bien.