Muchas veces, muchas más que las deseables, se topa uno con sujetos que no saben nada de nada. Particularmente son los más propensos a opinar categóricamente de todo lo que se les cruce por delante. Tácticas deportivas, construcción de puentes, intervenciones quirúrgicas, siembra directa o farmacopea están al alcance de la sabiduría del que nada sabe. Del otro lado de la escala, los especialistas en algo, ponen tanto el foco en el área de su incumbencia que conocen muchísimo de algo, pero casi nada del resto. Las ramas del conocimiento son tantas y tan profundas hoy en día que no hay nadie que pueda almacenar todo el saber de varias áreas al mismo tiempo.
Leonardo Da Vinci |
Si existe un cuadro famoso es La Gioconda. Si existe un fresco famoso (pintura aplicada sobre una pared con el "enduido" fresco de modo que la pintura y el revestimiento se fundan en uno. De ahí su nombre de fresco) es la Última Cena. Ambos pintados por nuestro protagonista de hoy. Leonardo diseñó el primer tanque de guerra, un antecesor del helicóptero, un submarino, un planeador, una bomba hidráulica, una máquina para pulir espejos entre otros ingenios mecánicos. No solo diseñó edificios sino que sospechó lo que luego serían las leyes físicas de la flexión de vigas. Describió la musculatura, tendones y órganos internos de humanos y animales. Lo de los músculos y tendones se entiende en función de su oficio de pintor y escultor el resto es obra de su insaciable curiosidad.
Los sufrientes y abnegados lectores de Bombilla Tapada saben que no es este el camino habitual de las notas de este blog. Que en algún momento hemos de dar el volantazo y todo tomará un rumbo extraño. Y eso está por suceder de aquí a un par de frases. Una de las ramas del saber humano que más le apasionó a Leonardo fue la cocina. ¿Le gustaba comer? ¿Le gustaba cocinar? No solo eso, amigos. No solo eso. Lávense las manos y vayan tomando asiento en los bancos dispuestos al rededor de la mesa que ya vamos a comenzar a servir el primer plato.
En 1452, en una localidad de las afueras de Florencia llamada Vinci, nace Leonardo. Ingresa en 1469 como aprendiz en el taller del artista Andrea del Verrocchio junto con otro muchacho del que se hace amigo y luego serán colegas llamado Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi. Este nombre seguramente no dice mucho, pero sepan ustedes que el hermano de Alessandro era gordo y afecto a la bebida y por ello era conocido con el apodo de "Boticello" que significa "barril". Ambos hermanos fueron conocidos con el apodo de Botticelli y ahora el nombre ya comienza a sonarnos familiar.
En ausencia de paritarias o convenios colectivos de trabajo para ese entonces, lo que Leonardo ganaba en el taller de Verrocchio no le alcanzaba para sus gastos. Por ello se consigue un empleo nocturno como camarero en una taberna llamada "Los Tres Caracoles". Por motivos que no son claros en 1473 dicho establecimiento se queda sin sus cocineros, algunos cronistas mencionan un envenenamiento general. Leonardo se postula para regentear la cocina de la taberna con resultados desastrosos. Se le ocurrió una idea que hoy es común entre los chefs de los mejores restaurantes pero que 540 años atrás era toda una innovación no comprendida en absoluto. Da Vinci presentaba sus platos montados sobre figuras talladas en polenta o anchoas artísticamente enroscadas sobre hojas de repollo o zanahorias esculpidas en el centro de una fuente casi desierta de comida pero finamente adornada. El público habitual de Los Tres Caracoles pretendía abundancia en lugar de belleza y se lo hace notar del modo más contundente posible, tratando de matarlo creyendo que los platos de Leonardo eran antes una burla que un hecho artístico.
Como a nadie, ni aún a él, se le había ocurrido la idea de la estación de subterráneo Leonardo se gana la vida dibujando, y tocando el laud por las calles florentinas a cambio de monedas. Mientras tanto continua aprendiendo y trabajando para Verrocchio mientras comparte sus días de aprendizaje con Botticelli. Los parroquianos de Los Tres Caracoles ya habían eliminado al chef que pretendían que se burlaba de ellos pero aún seguían con ganas de pelearse con alguien, y en ausencia de mejores motivos, lo hacen entre ellos con gran suceso. Destruyen la taberna y la incendian completamente. Leonardo convence a Botticelli de intentar reflotarla, ahora como dueños del emprendimiento, bajo el nombre de La Enseña de las Tres Ranas. El local, según se cuenta estaba adornado por lienzos de ambos pintores lo que a valores de hoy lo hubiese convertido en el restaurante más caro del mundo. Sin embargo a poco de andar estaban nuevamente en la ruina. El mundo, o por lo menos la ciudad de Florencia no estaba dispuesta a pagar por platos bellamente adornados pero escasamente provistos. La casi total ausencia de clientes aleja a Leonardo por unos tres años de las artes culinarias y a Botticelli para siempre.
Ludovico Sforza |
Cuando Leonardo le presentó el menú a Ludovico este lo rechazó de plano. Las delicias de Leonardo incluían un plato solo con un corazón de alcaucil en el medio, un pepino cortado al medio sobre una hoja de lechuga, una pata de rana sobre una hoja de diente de león, una anchoa sobre un nabo tallado en forma de rana y otras bellezas por el estilo pero Ludovico quería impresionar con un banquete opulento, tal era y sigue siendo, la costumbre. La lista de Leonardo no fue tenida en cuenta en absoluto y en cambio se encargaron 300 patas de cerdo, 60 pavos, 200 terneras, 2000 ostras y 600 salchichas suculentas pero nada artísticas.
Sierra Automática de Leonardo |
Faltaban 200 años para que los hermanos Montgolfier utilizaran el aire caliente para elevar un globo pero Leonardo conocía ya la tendencia a elevarse del aire a temperaturas altas. Por lo tanto instala en la chimenea de la cocina una hélice que el humo en su ascenso hace girar. Mediante un mecanismo de engranajes el movimiento se transmite a un espiedo que hace girar las carnes asadas sin que nadie deba preocuparse por mover la manivela.
Mecanismo oculto de la Picadora de Vacas |
Castello Sforzesco |
"La cocina del maestro Leonardo es un gran caos....en lugar de los veinte cocineros antes empleados, las personas que se apiñan en el lugar llegan al centenar y ninguno de los que pude ver se encuentran cocinando...En otro lugar vi una gran picadora de vacas estropeada con media vaca todavía hincada y asomando por fuera de ella y hombres con palancas intentando sacarla de allí...Y aún en otro lugar el ingenio continuo de troncos y leña del maestro Leonardo arrojando suministro dentro de la habitación ...de manera que en lugar de los dos hombres que llevaban los troncos al fuego como antes, ahora había que emplear diez para sacarlos".
Exitoso en todas las artes y ciencias que emprendió Leonardo, sus incursiones culinarias fueron un completo fracaso. Dejamos para el final un extracto de un código de convivencia que elaboró habiendo presenciado múltiples banquetes en la época. Como verán las costumbres han cambiado un poco en estos últimos 500 años...
No ha de limpiar su cuchillo en las ropas de su vecino de mesa
No ha de morder la fruta de la fuente de fruta y después retornar esa misma fruta mordida a la fuente
No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa
No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
Si hay un asesinato planeado durante la comida entonces es mejor que el asesino se siente a la derecha de aquel al que piensa matar, no vaya a ser que altere la conversación del resto de los comensales.
Molinillo de pimienta |
Genial escultor, excelso pintor, magistral dibujante, exitoso ingeniero, creativo arquitecto, preciso anatomista, Leonardo ha sido un completo fracaso en la cocina. Digo, como para que nadie se sienta un inútil si se le pega la tortilla, se le queman unas empanadas o se le rompen los huevos fritos.
Buen provecho y que anden bien.
Me encantó toda la entrada, sabía algo de los afanes culinarios de Leonardo, pero no conocía tanto detalle.
ResponderEliminarQue buenos esos consejos, imperdibles !
Emulando a Leonardo, por estos años, se han implementado cursos para chef, donde se especializan en presentar la comida. Incluso, hacer presentaciones estéticas de cosas que parecen comidas, pero que no lo son. Ya lo había inventado Leonardo , jajaja
Salute, Bombilla.
Leonardo parece ser el Gerardo Sofovich del Renacimiento. Inventó todo.
EliminarGracias por leer y comentar!!
Segui escribiendo estos bellos textos en este divertidisimo blog! Son un real placer para los lectores...
ResponderEliminarTanto como para mí escribirlo (y recibir comentarios por el estilo)
EliminarGracias por leer y comentar!!