Es
obvio que no voy a ir. Los que me conocen lo saben. Hay muchas, muchísimas
razones para no hacerlo. Una de ellas es que comparto la mayoría de las
políticas de este gobierno. Pero eso sería justificar mi ausencia por el lado
más fácil.
Respeto
y avalo el derecho a ir que tienen los que van a hacerlo. La democracia no solo
es el gobierno de las mayorías sino también el respeto a los derechos de las
minorías.
No
solo me agrada este gobierno, sino que los motivos esgrimidos por los que
organizan esta marcha cacerolera “espontánea” (Primer contradicción. La están
promocionando desde hace semanas por todos los medios posibles) son, por
decirlo de alguna manera, gelatinosos. Dólar, inseguridad, falta de
libertad(¿?), avasallamiento a la constitución, corrupción, autoritarismo,
reelección. Todo en la misma bolsa, todo mezclado. Imposible convencerme.
Puede
que algunos tengan dificultades para comprar dólares. Yo no. No solo no tengo
dificultades sino que ni siquiera lo he intentado como la enorme mayoría de la
clase media a la que pertenezco. De cualquier modo debe ser molesto para
alguien acostumbrado a comprar dólares para atesorar sin dar mayores
explicaciones, tener que explicarle a la AFIP el origen de sus ingresos; particularmente
cuando estos son inexplicables. De cualquier modo, los aviones con destino al
exterior siguen saliendo, los periodistas que, por ejemplo, han ido a cubrir
las recientes elecciones presidenciales norteamericanas no parecen haber pasado
hambre por falta de divisas y recientemente la universidad de Harvard apareció
llena de argentinos que no parecen haber tenido ninguna dificultad en comprar
sus Hot Dogs en la cantina de esa casa de altos estudios.
Una
paradoja interesante es acusar al gobierno de falta de libertad haciendo una
manifestación callejera libre. Es como quejarse de la falta de alimentos en
medio de un banquete. He escuchado a otros (afortunadamente no en persona sino
en los medios) manifestar miedo a expresarse, echándole la culpa a la “Yegua”.
Menos mal que tienen miedo.
El
tema constitucional es quizá el más interesante. A pesar de lo legítima de la
manifestación (no me canso de aclararlo) la pretensión de constituirse en
asamblea popular es claramente anti constitucional. La Constitución
Nacional en su artículo 22 dice claramente: “El pueblo no
delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas
por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya
los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”.
Es decir que, a pesar de legítima, los manifestantes que crean que su presencia
en las calles puede llegar a tener alguna consecuencia legal comenten un
atentado a la
Constitución que dicen defender. Hace escaso un año, de pleno
derecho con la Constitución
Nacional , la presidenta fue re-elegida por un periodo de 4
años. Faltan 3 y la misma constitución provee mecanismos para relevar de su
cargo a un presidente electo. Ninguno de esos mecanismos incluye ningún
cacerolazo por muy multitudinario que sea.
Hace
unos días, legisladores opositores firmaron un documento donde se oponen a una
eventual re-re-elección presidencial. Personalmente estoy de acuerdo, defiendo la Constitución y en
ella se dice que solamente se puede ser presidente por 2 periodos consecutivos.
Lo que es realmente absurdo es la existencia de un documento que se opone a
algo que nunca se planteó. En estos términos deberíamos esperar documentos
legislativos en contra de prohibir la ejecución del corno francés en la vía
pública, de la venta de tuercas y tornillos en las verdulerías y aún de que las
publicidades televisivas se propalen dobladas al suahili.
Pero
tengo otro motivo mucho más contundente como para que el 8 de noviembre próximo
me vuelva a mi casa después de trabajar como todos los días. Lo que apoye la Sociedad Rural (aplaudidora y
sostenedora de todos los golpes de estado habidos y por haber. Histórica
explotadora de sus propios trabajadores). Lo que apoye Cecilia Pando y
cualquier otro defensor de los cobardes asesinos del Proceso. Allí donde se
sienta representada la camaleónica impresentable acomodaticia de Patricia
Bulrich. Allí donde la fétida demente, absolutamente falta de toda
representatividad de Elisa Carrió se sienta cómoda. Allí donde todo eso ocurra,
yo no tengo nada que hacer.
Una
última apreciación. En un país tan futbolero como el nuestro existe una suerte
de festejo o manifestación de apoyo que se da en llamar “Banderazo”. Se juntan
muchos hinchas, muchísimos quizá, portando banderas con los colores del equipo,
a los fines de exhibir su apoyo al club de sus amores. Puede calificarse de
pintoresco, simpático, atractivo, interesante, jovial, vistoso, expresivo y
más. De cualquier modo, la AFA
jamás a entregado el título de campeón a un club que haya organizado el mejor
de los banderazos, por más numeroso que éste sea. El título de campeón,
muchachos del 8N, se gana en la cancha.
Por
esto y por algunas razones más, YO NO VOY.
Muy bueno como siempre. Mañana nos fumaremos las 565612346 horas de transmision del 8 N. En los medios (incluso los alineados con el gobierno) les estan dando una entidad que solo los hace agrandarse, eso me parece un error fatal.
ResponderEliminarConcuerdo con vos Max.Realmente cuando una escarba un poquito y ve quien esta atrás del 8N se te hiela la sangre.Mira aca el spot de Memoria completa.A pesar de que muchos piensen que somos un país del traste del mundo somos de lo mas civilizados, podriamos haber hecho como en Nuremberg ,no obstante hay que seguir soportándolos.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=xEZrhpvOa70&feature=em-uploademail-new
Uno la vé tan fragil,
ResponderEliminartan bonita
y parece mentira que tenga
esa fortaleza de titán
para enfrentar estos vendavales de mediocres,
mezquinos
y angurrientos!
Yo le agradezco a Dios
que me haya permitido
ver esta etapa de mi país
que nunca pensé en llegar a ver.
Porque yo conocí
la etapa de la primavera,
me parecía imposible que se repitiera
y medito,
en toda la gente que deambula por la calle
en toda esa gente que va confundida por la desinformación,
por la mala intencionada de la desinformación.
Fragmento de Leonardo Fabio en una conferencia que dió en Mar del Plata ante la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, nuestra presidenta.
Por esto tampoco voy.
Brillánte como siempre Guille!