Las luces del estadio están
prendidas y el verde del césped parece fosforescente. Las tribunas hierven y
están claramente divididas en banderías de dos clases diferentes. Salen los
equipos. Algunos jugadores ensayan unos trotes cortos, otros se persignan,
otros saludan a algún jugador conocido del equipo rival. Mediante alguna orden
imperceptible proceden a formarse en una sola línea separados un equipo del
otro por los tres árbitros. Comienzan a sonar los himnos nacionales de ambos
equipos. El del local es coreado de viva voz por una de las tribunas. El del
visitante es entusiastamente entonado por la restante y abrumadoramente silbado
por la primera.
Y
aquí me surgen dos preguntas. Una que no puedo contestar que cuestiona que
cuernos tiene que ver el himno con el hecho que los once jugadores de un equipo
hayan nacido en un país y los homólogos del equipo contrario en otro. Y la otra
pregunta es sencillamente ¿Qué dicen o de que hablan los himnos de otros países
que no sean el nuestro? ¿Nunca se lo preguntaron? Yo si. Y si se lo preguntaron
he aquí algunas respuestas:
La
mayoría de los himnos nacionales tienen origen entre los siglos XVIII y XIX en
coincidencia con el auge de los movimientos nacionalistas e independentistas en
todo el mundo. El hecho de que todos canten la misma canción es una herramienta
de cohesión muy importante y crea una sensación de pertenencia que viene como
anillo al dedo los movimientos mencionados más arriba. Por supuesto que los países
que lograron la independencia o que fueron creados después del siglo XIX tienen
obviamente himnos más modernos pero todos guardan alguna regla en común. Por lo
general son sones marciales y sus letras incluyen las palabras “gloria”,
“honor”, “victoria”, etc. La primera excepción que hay que hacer es el himno
holandés. La canción nacional holandesa lleva por nombre Wilhelmus
(modestamente Guillermo) y habla obviamente del Príncipe Guillermo y su lucha
en contra del rey Felipe II de España. La canción es la más antigua que puede
reconocerse como Himno Nacional y tiene fecha de composición en el año 1568.
Los
invito a pegar una vuelta por las letras de los himnos nacionales de algunos
países “raros” a ver que dicen.
Los
amantes de la Fórmula
1 tuvimos que escuchar domingo por medio, casi de manera invariable, durante 6
años y a instancias de los triunfos de Michael Schumacher el himno alemán en
cada podio. Su letra comienza de modo algo imperialista diciendo “Alemania,
Alemania sobre todo. Sobre todo el mundo…..”
Un
poco más cerca del Polo Norte en el oficialmente denominado Reino de Suecia,
los primeros versos de su himno nacional casi se caen de maduros. Dice: “ Norte
viejo, frío y montañoso. Tranquilo, hermoso y lleno de alegría…”
A
orillas del Atlántico, con un país tan angosto que no les quedaba más remedio
que ser brillantes marinos, el himno nacional de Portugal comienza rindiéndoles
honores. “Héroes del mar, raza noble. Nación valerosa e inmortal”
El
Reino de Bahrein tiene un himno tan corto (no el más corto) y conciso que uno
está tentado de transcribirlo completo. Dice tan solo: “Nuestro Bahrein país de
seguridad, nación hospitalaria. Protegida por nuestro valiente Emir. Fundada
bajo los principios del Mensaje. La
Justicia y la
Paz. ¡Viva el Estado de Bahrein!”. Y eso es todo. Se retira
la bandera de ceremonias.
El
final de himno nacional de Albania es algo intimidatorio: “Porque el Señor
mismo ha dicho que las naciones desaparecerán de la Tierra. Pero Albania vivirá”. El
Congo, en cambio, después de haber sufrido cambios de nombre y dominaciones
belgas y francesas lo menciona de manera clara en su himno: “En este día nace
el Sol y nuestra Congo se pone resplandeciente. Una larga noche ha terminado y
una gran felicidad ha venido”
Hasta
donde pude averiguar, el himno más corto en cuanto a letra es con el que
cerraremos esta nota y nada nos costará transcribirla completa. Se llama Kimigayo
y es el himno nacional del Japón. Su letra completa es como sigue: “Que su
reinado, señor, dure mil generaciones. Ocho mil generaciones. Hasta que los
guijarros se hagan rocas y de ellas brote el musgo”. No parece una letra que
entusiasme mucho pero es lo que hay.
El
próximo partido de fútbol amistoso que se celebre ya tendremos más claro que es
lo que se canta cuando se ponen la mano sobre el corazón y miran hacia el
cielo.
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