domingo, 20 de septiembre de 2015

Si le regalan un castillo, primero verifique que no es el Sudeley

      Una serie de decesos enlutó al staff de Bombilla Tapada en los ultimos tiempos. En rigor de verdad no es nada raro  que tales cosas ocurran teniendo en cuenta que la mayoría de su miembros son gente de edad avanzada. Pero no dejó de llamar la atención que en los últimos 3 meses 5 de nuestros catedráticos hayan pasado a mejor vida. Gente cuyas existencias han sido dedicadas plenamente a la ciencia no tienen dudas de que nada de esto es producto de la mala suerte, maldiciones o acontecimientos fuera de la lógica. Sin embargo, entre el personal de servicio y subalterno está surgiendo el rumor de que una maldición acecha a los habitantes del edificio.

     Tratándose de una antigua mansión, de crujientes pisos de madera y paredes cubiertas de cuadros convengamos que el escenario se presenta como óptimo para una superstición por el estilo. Por lo tanto el Director Supremo del Blog, especialista en Historia Europea, decidió juntar a los postres del banquete de un día cualquiera, a todo el personal sospechado de estar difundiendo el estúpido rumor de la maldición. Les contó la historia de un castillo británico que realmente si parecía estar maldito y esa misma historia es la que vamos a conocer hoy en la presente nota de Bombilla Tapada. Tengan a mano su pasaporte y ya nos vamos a conocer el Sudeley Castle.

Sudeley Castle
      Nacido en 1394 Ralph Boteler ostentaba por herencia familiar el título de Barón de Sudeley. Sirvió al rey Enrique V ganándose de tal modo su confianza que en 1443 éste lo nombró Tesorero del Reino, algo así como el Ministro de Economía actual. Con semejante cargo aprovecha y reconstruye la casa familiar, el Castillo Sudeley, ubicado en Gloucestershire. El castillo databa del siglo XII pero Ralph lo "moderniza" al estilo del siglo XV incluidos unos admirables jardines que eran el asombro de quienes se acercaban a verlo, a falta de tarjetas postales que lo retrataran.

Eduardo IV
      Y hablando de jardines, durante ese siglo (y aún más allá) dos casas reales inglesas se enfrentaron en una guerra civil por el trono de Inglaterra y ambas tenían una rosa como emblema. Los Lancaster la roja, blanca para los York. Como toda guerra civil tuvo avances y retrocesos que fueron haciendo cambiar la victoria de manos. Durante 20 años se impuso el bando de los York aunque al final terminó triunfando el de los Lancaster. Sin embargo, mientras vivió, Boteler apoyó a los Lancaster pero justo en el momento de dominio de sus enemigos. Por lo tanto durante el triunfo de Eduardo de York, Ralph a cambio de conservar su vida (lo que no está nada mal) debió ceder la propiedad de su querido castillo. El tal Eduardo (que gobernó bajo el nombre de Eduardo IV) tenía un hermano al que le debía favores por su ayuda durante la Guerra de las Dos Rosas (que así se llamó en conflicto en virtud a la similitud de emblemas de las dos casas) por lo tanto y luego de que Boteler invirtiera parte de su fortuna en la remodelación debió entregar la fastuosa vivienda al hermano del rey Eduardo, el Duque de Gloucester. Anotemos a Ralph Boteler y su familia en la lista de los desdichados poseedores del castillo Sudeley.

Ricardo III
      Cuando a Eduardo IV se le ocurrió morirse en 1483 y a pesar de tener 2 hijos (Eduardo V y Ricardo de Shrewsbury) el nuevo poseedor del castillo, hermano del rey y tío de los herederos, fraguó una trapisonda legal para "demostrar" que sus sobrinos no eran hijos legítimos de su hermano y que el trono le correspondía casualmente a él. Mandó a vivir a los niños a la Torre de Londres (de ahí en más la historia oficial pierde el rastro de los jóvenes herederos) , y se fue a vivir a Sudeley Castle pero ya bajo el nombre de Ricardo III rey de Inglaterra e Irlanda. Otra vez el castillo de nuestros desvelos fue remozado bajo la mano del Rey Ricardo quien pudo disfrutarlo pero...por poco tiempo.



     La batalla de Bosworth en 1485 tuvo varias consecuencias categóricas. La más simpática es que es considerada como la última de la Guerra de las Dos Rosas. Sin embargo las consecuencias más irreversibles las tuvo para Ricardo dado que en ella murió. Se termina la pelea entre Lancaster y York dado que la victoria está en manos de Enrique Tudor quien asume el trono de Inglaterra como Enrique VII dando inicio a esa dinastía. Otra vez, el dueño del Castillo Sudeley termina como el demonio.

Catherine Parr
      Ni Enrique VII ni su famoso sucesor Enrique VIII (el de las 6 esposas. Dos de las cuales serán en unas líneas más abajo protagonistas de esta historia) le prestaron mucha atención al castillo que nos ocupa. La tercera de las esposas de Enrique VIII se llamaba Jane Seymour, dio a luz al futuro rey Eduardo VI y dos semanas después de hacerlo se fue a visitar a Ricardo III. Es decir; se murió. Algunos años después Eduardo le cedió a su tío, Thomas Seymour el hermano de su madre, la posesión del castillo. Ahora bien, a don Thomas le gustaban los juegos fuertes y peligrosos dado que desde hacía años era el amante clandestino de Catherine Parr, actual y última esposa de Enrique VIII y Reina Consorte de Inglaterra. A la muerte de Enrique y cuando aún no habían pasado 6 meses de su viudez (Enrique VIII murió el 28 de enero de 1547), Catherine pidió permiso para casarse con Thomas Seymour cosa que ocurrió el 7 de abril del mismo año. Ambos se fueron a vivir al Castillo Sudeley y ustedes al oír esto comienzan a sospechar que las cosas no van a terminar bien.

Thomas Seymour
      Catherine no le había dado ningún hijo a Enrique VIII sin embargo el mismo año de su boda con Thomas, quedó embarazada a la avanzada edad (para la época) de 35 años. De esa unión nació María Seymour su única descendiente. Catherine, 6 dias después del parto corrió la misma suerte que su cuñada Jane y estrenó también título de difunta. La niña María llegó como mucho a cumplir los 2 años de edad. Thomas Seymour, quien había sido hermano de la reina, tío del heredero al trono y ahora viudo de la ex reina consorte cayó rápidamente en desgracia. Fue acusado de alta traición y ejecutado el 20 de marzo del año siguiente. Todos sus bienes, como corresponde a los condenados por traición, fueron confiscados por la Corona, inclusive el Castillo Sudeley. Y en este único párrafo el Castillo se carga a 3 víctimas sin más ni más.

María Tudor
      De todos los hijos que Enrique VIII tuvo en sus múltiples matrimonios (16 entre legítimos y no tanto) la única que llegó viva a este momento fue María Tudor, hija de éste y Catalina de Aragón. María reinó sobre Inglaterra bajo el nombre de María I. Ésta le cedió el Castillo Sudeley a John Brydges, oriundo de Gloucestershire, donde se encuentra el castillo, y para ese entonces dueño de un título de Barón y Teniente de la Torre de Londres, un cargo para el que el Rey (o la Reina en este caso) siempre elegía a un noble de su extrema confianza. Allí solían alojarse los presos peligrosos, pero no en el sentido de peligro que puede darse en estos días. La Torre históricamente alojó aspirantes al trono a los que convenía mantener alejados de toda posibilidad de intriga. A la muerte natural del Barón Brydges, la familia continuó conservando el Castillo como vivienda familiar sin mayores sobresaltos hasta que....



      Inglaterra contaba desde hacía varios siglos con un Parlamento que limitaba o avalaba las decisiones del rey. No vayan a creer que se elegía por voto popular universal como en nuestros días. Solo los nobles podían postularse a cargos en la cámara de los Lores o de los Comunes (El equivalente a nuestros Senadores y Diputados). Se estima que para la época que estamos relatando solo el 3% de los varones adultos tenían derecho a votar. Así que tener parlamento no los acercaba demasiado al moderno concepto de democracia. Unos reyes se apoyaban más en las decisiones colegiadas y otros lo despreciaban y pretendían seguir teniendo el poder absoluto para gobernar. Para mediados del 1600 había dos bandos claramente definidos: los parlamentaristas y los monárquicos. No pasó mucho tiempo hasta que la enemistad política tomara forma de Guerra Civil, otra vez.

Oliver Cromwell
      De un lado los partidarios de Carlos I de Inglaterra, del otro los parlamentaristas encabezados por Oliver Cromwell. El ocasional Barón Brydges de la época tomó partido por los monárquicos y dado que su finca se encontraba cercana a los campos de batalla dio apoyo a su bando preferido. Pésima elección. El eventual triunfo parcial de los parlamentaristas lo dejó parado en el peor lugar y en el peor momento. El Consejo de Guerra de Cromwell no solo despojó nuevamente a los poseedores de su castillo sino que directamente ordenó que se lo dinamitara.



      Sus ruinas fueron compradas en 1837 por John y William Dent en un total estado de abandono. El castillo fue reconstruido luego por Lord y Lady Ashcombe pero en 1972, acosados por las deudas fruto de los costos de reconstrucción y la enorme cantidad de dinero a pagar por derechos sucesorios tuvieron la brillante idea de reservar unas pocas habitaciones para uso personal y abrir el resto a las visitas públicas convirtiendo el Sudeley Castle en un museo donde se pueden apreciar mobiliario, cuadros y vestimentas de sus numerosos habitantes durante su extensa historia.

     Si tienen suerte quizá puedan encontrar en sus jardines, según cuenta la leyenda, a una alta y esbelta dama vestida con ropajes verdes estilo Tudor. Se trata del fantasma de Catherine Parr que sigue lamentando haber podido disfrutar de vivir junto al amor de toda su vida, Thomas Seymour, solo unos pocos meses.




Si lo quieren ver con mayor detalle aquí les dejamos el link a su sitio oficial:

http://www.sudeleycastle.co.uk/

Que anden bien.