domingo, 28 de junio de 2015

Método Digby de Navegación: Estrellas, polvos y perros heridos

      Los miembros del Blog reciben, al suscribir su aceptación y luego de cierta ceremonia iniciática secreta, la llave de sus aposentos personales. Unos pequeños pero cómodos departamentos dentro del edificio del blog de modo que la mayor parte del tiempo puedan dedicarse a generar los contenidos que adornan las pantallas sin tener que desviar tiempo en viajes y traslados diarios. A veces, por cuestiones científicas o catedráticas, los estudiosos deben, empero, movilizarse a algún sitio fuera de las instalaciones. Un libro del que no haya copia en la frondosa biblioteca interna. Una obra de arte que merezca una inspección personal. Una discreta entrevista cara a cara con quien pueda brindar cierta información reservada.

Vientián - Laos
      Recién llegado de su Vientián natal, allí en la lejana Laos, uno de los miembros del departamento de Paleontología del blog había partido hacía varias horas en pos de cumplir un encargo de su jefe directo. Conforme el tiempo pasaba y el licenciado laosiano no retornaba las oficinas de Paleontología comenzaron a llenarse de caras de preocupación. Un buen número de horas más allá de lo previsto el catedrático retornó para tranquilidad de todos. Adujo cierta desorientación debida al desconocimiento de la ciudad y a pesar de contar con un teléfono provisto de GPS (entregado por el Blog a todos sus miembros, así como una de las famosas Navajas del Ejército Suizo con su nombre grabado en letras doradas) como las instrucciones estaban propaladas en castellano el laosiano se encontró en dificultades para comprenderlas. 

     - Y es que orientarse es todo un tema - mencionó entre el humo de su narguile un bigotudo matemático bengalí - Y particularmente en el mar - acotó. Los demás lo miraron porque sabían ya que si había comenzado hablar de eso era porque detrás de esas palabras iniciales se escondía una historia. No se equivocan quienes sospechen que es la historia que llenará el espacio de la presente nota. Nota que protagonizará la orientación en mar abierto y que involucrará estrellas, relojes y perros heridos. ¿Perros heridos dijo? Si, eso dije.¡Todos a bordo que ya comienza!

      Para ubicarse sobre una superficie es necesario dar dos datos. Por ejemplo cuan al norte o sur se encuentra uno y cuan al este u oeste está de nosotros un punto determinado. Puede también decirse, camine usted tantos kilómetros sobre una recta que forme con nosotros un ángulo de tantos grados. Sabiendo donde se encuentra uno sabrá entonces para donde y cuanto moverse a fin de cumplir el propósito de llegar hasta algún sitio determinado. En superficies tan enormemente grandes como el océano, unos kilómetros de error pueden ser fatales. Por lo tanto, durante la era de los grandes viajes marinos, la orientación  era tan importante como las velas o el casco del propio barco.

      La latitud (cuan al norte o cuan al sur) estaba controlada. La naturaleza ha dispuesto una estrella en una ubicación por demás conveniente. La estrella Polar se encuentra sobre el Polo Norte con lo cual si alguien se encontrara exactamente allí y mirara a la estrella a través de un tubo, el mencionado tubo formaría con el suelo un ángulo de 90º. A cualquier otra distancia del Polo uno mediría un ángulo distinto de 90º. Lo interesante es que ese ángulo forma parte de un triángulo que tiene vértices en la estrella Polar, el Polo y el barco. Mediante unos cálculos trigonométricos básicos puede uno hallar el largo del cateto que une el Polo con el barco determinando así la distancia entre ambos y por ende la latitud.

     Con la longitud la cosa se complica. La Tierra carece de un Polo Este u Oeste y para peor tiene una terca tendencia a girar todo el tiempo en ese sentido. Pero la incomodidad que nos trajo el Mundial de Fútbol de Corea - Japón por tener que ver partidos a las 4 de la mañana tiene alguna utilidad al momento de resolver nuestro problema. La Tierra es una naranja gigantesca dividida en 24 gajos del mismo ancho, uno por cada hora. Por lo tanto la diferencia de horas entre uno y otro punto de la Tierra es también una diferencia de distancias. Si yo pudiera, como navegante, saber a que distancia del polo me encuentro en línea recta y fuera también capaz de ubicarme cuan al este u oeste me encuentro en linea recta de un punto fijo en tierra, podría conocer exactamente mi posición. Si supiera entonces que hora es en el barco y que hora es en ese mismo instante en, digamos, Barcelona podría calcular que distancia me separa de dicha ciudad. Y aquí, en lo de saber la hora que es en el barco, nos ayudará otra estrella, mucho más cercana que la Polar. Es más, la más cercana de todas.

     Justo al mediodía, durante cualquier día de verano en el que uno busque una sombra hospitalaria, se encontrará en problemas dado que el culpable de la alta temperatura se halla justo sobre nuestras cabezas. El punto más alto del sol en el cielo son las 12 y el ángulo de su ascenso y declinación marca la hora con suma exactitud. Es el principio de funcionamiento de los relojes de sol. El real problema entonces es saber que hora es, para seguir con nuestro ejemplo, en Barcelona. Desafortunadamente en el siglo XIV no era posible enviarle un Whatsapp a Manolo que vive cerca del Camp Nou para averiguarlo. Bueno, me dirá usted, no hay necesidad de hacerse el vivo: ponga usted un reloj en hora en Barcelona y manténgalo andando en el camarote de su barco. De ese modo sabrá usted a cada momento cual es la hora en tierra firme y podrá compararla con la hora actual en su barco que habrá tenido la precaución de medir con el sol. Y como ya dijo, la diferencia de horas le dirá la distancia (al rededor de unos 1600 kilómetros por hora de diferencia o 15º que surgen de dividir los 360º de la esfera terrestre por 24) y podrá dejarse de molestar.

     Ojalá hubiera sido tan sencillo, amigo. En el siglo XVI no existían los relojes a cuerda. Los mecanismos de relojería (bastante buenos, hay que decirlo) basaban su regularidad en péndulos y contrapesos. Dichos aparatos se empeñan en no funcionar en un ambiente tan oscilante como un barco en alta mar. Tendremos que buscar otra solución si no queremos terminar estrellados contra una costa sorpresivamente por desconocer nuestra ubicación. Y si bien no fue una solución, porque el método imaginado no funcionaba en absoluto (como podrán conjeturar con sólo leer en que consiste) hay que reconocer que era bastante ingenioso. Vamos para Londres un rato y después volvemos a alta mar.



Kenelm Digby
      Nuestro personaje se llamaba Kenelm Digby y nació a principios del siglo XVII llegaron a decir de él que era un compendio de todo lo que se sabía de todas las artes y las ciencias en ese momento y lo apodaban "El ornamento de la Nación" título que como verán le quedaba muy grande. Fue a estudiar a Oxford pero no se recibió de nada. Luego viajó al continente donde se dice que María de Médicis se enamoró perdidamente de él. Llegó a ser consejero de Carlos I de Inglaterra. Su familia (y él mismo) era católica y eso molestaba de algún modo al gobierno anglicano inglés por lo que, en una muestra de pragmatismo, Kenelm se convirtió al anglicanismo al menos por un rato. En representación del rey obtuvo patente de corso y anduvo por Gibraltar hostilizando a españoles y holandeses. Volvió a las islas británicas y al poco tiempo murió su mujer Venetia sumiéndolo en una profunda depresión. Abandonó el anglicanismo y volvió a convertirse a su antigua religión y se dedico, encerrado, al estudio de la alquimia. Y acá viene lo que nos interesa.

      Estudió algunos problemas matemáticos de la época y pareciera ser que es el descubridor de el hecho de que las plantas también (como los animales) consumen oxígeno en su ciclo vital. Sus otros trabajos sobre botánica no fueron aceptados por la Royal Society. En cambio si la posteridad le debe la invención de la botella de vino. Mediante ciertas modificaciones en el horno utilizado pudo fabricar botellas más resistentes que las que existían en su momento y a causa del agregado de nuevos componentes fue capaz de fabricarlas en vidrio verde o ambar lo que mejoró las condiciones de almacenamiento. Pero, aunque le agradecemos desde acá semejante desarrollo, no será esa invención la que nos ayude a determinar cuan lejos nos encontramos de un punto fijo en tierra cuando nos hallamos navegando. Digby "inventó" lo que se dio en llamar: "Polvos simpáticos". Y no es que el polvo en cuestión le cayera bien a todo el mundo. Era un supuesto cicatrizante que funcionaba (en realidad no funcionaba) del siguiente extraño modo.

      Para curar una herida con los Polvos Simpáticos de Kenelm Digby había que proceder del siguiente modo: De ninguna manera había que aplicar el polvo sobre la herida sino que había que conseguir el arma que la había provocado o mojar una venda en la sangre del damnificado. Luego, si lo que habíamos conseguido era el arma debía uno frotar el polvo sobre la hoja ofensora, en cambio si se hubiera conseguido un trapo con la sangre del herido debía preparar una solución del mencionado polvo y agua y sumergir la tela en ella. Claro que como casi nada en esta vida es gratis el uso del polvo tampoco. A decir de Digby aún la cura remota provocaba intensos dolores. En el momento de realizar el procedimiento el herido se vería sometido a fuertes dolores en la zona a curar, aún a kilómetros de distancia del sitio donde los Polvos Simpáticos se estuvieran aplicando. En apariencia el polvo no era más que sulfato cúprico que tiene, en solución, ciertas propiedades antisépticas. De hecho aún hoy se lo usa para controlar el crecimiento de algas en las piletas de natación y forma parte de preparados para tratar heridas e infecciones. Pero, lamento comunicarles que no tiene ningún tipo de acción a distancia, como podrán suponer. Claro que Digby sostenía que la acción a distancia se lograba, disponiendo el producto bajo ciertas configuraciones planetarias de carácter  astrológico y con secretos pases alquímicos.

      Alguno de ustedes preguntará ¿Por que demonios este tipo ha cambiado de tema tan abruptamente? ¿No veníamos hablando de los barcos y su orientación y sale con los polvos mágicos? ¿Está loco? ¿Es peligroso para si y para terceros? En tal caso preguntaré yo: ¿Dónde estaba usted cuando Dios repartió la paciencia? Venga conmigo hasta el otro párrafo que le explico.

      El Método Digby para localizar la longitud en la que se encuentra un barco era tan cruel como inútil. Paso a explicar. Tome usted un perro y propínele una herida de arma blanca. No se deshaga del cuchillo, daga o puñal, su conservación es fundamental para el éxito del proyecto. Embárquese en un navío y por favor no se olvide de subir al perro herido consigo. Deberá lograr usted o alguno de sus ayudantes, que la herida no se cierre con el transcurso del tiempo. Navegue, digamos, hacia el oeste. A cierta hora, convenida antes de zarpar,  una persona en tierra procederá a aplicar los Polvos Simpáticos sobre la hoja del arma que habrá tenido la precaución de guardar. Conforme el medicamento comience actuar y tal como dijimos provocar dolor al paciente, el perro comenzara a dar lastimeros ladridos de dolor. Tome usted el astrolabio y determine la hora a bordo. Si supongamos que usted pactó con quien lo asiste en tierra que frotará el cuchillo con el Polvo Simpático todos los dìas a las 12 del mediodía de Barcelona y usted al oír los ayes del perro determina que dentro del barco son las 9 de la mañana, se encontrará a unos 45 grados del punto de partida. Sencillo ¿No?

Tablas Lunares
     De más está decir que el sistema no funcionó. Se buscaron miles de excusas. Mala preparación de los polvos. Tolerancia al dolor del perro. Inconstancia horaria del encargado de frotar el cuchillo en tierra . Mientras tanto un almirante inglés chocó toda su flota contra las islas Sorlingas por no saber donde se encontraba y perecieron 200 hombres de su tripulación, otro barco inglés que había cruzado el estrecho de Magallanes pretendió buscar las islas Juan Fernández pero al no conocer exactamente su posición al este o al oeste se estrelló contra las costas chilenas.

      Finalmente las posiciones de los barcos en alta mar se comenzaron a determinar por tablas lunares y más tarde con la aparición de los cronómetros todo fue mucho más fácil. Pero eso forma parte de otra historia.

      Para tranquilidad de todos los amables lectores, el catedrático laosiano, luego del susto por haberse perdido está reposando en el Salón de Bridge, su jefe está a su lado tomando su té con un chorro de limón que es en definitiva lo que le había mandado a comprar.

Que anden bien








domingo, 21 de junio de 2015

La guera en realidad es una tontería. Pero esta casi guerra es la mas tonta de todas

       El stress constante del rigor científico y el apego al estudio necesitan obligadamente de una válvula de escape. Algunos miembros del staff del blog son músicos aficionados, otros pintan y otros mantienen colecciones de objetos con cuya clasificación y cuidado amueblan sus escasos momentos de ocio. Los hay filatelistas, numismáticos y coleccionistas de primeras ediciones literarias. Pero también hay quienes coleccionan objetos menos convencionales que estampillas, libros o monedas. Un antropólogo de origen sueco desarrolla una apasionada afición por los mazos de naipes y tiene cientos de ellos de los más variados motivos, colores y orígenes. Otro de los miembros del blog transporta consigo allí donde resida varias decenas de cajas con lapiceras. Desde las más corrientes hasta las más sofisticadas, destacándose una de marca Eversharp utilizada por los tripulantes de los submarinos norteamericanos durante la Segunda Guerra. Pero lo más curioso es que hay dos miembros que de entre todos los elementos coleccionables disponibles han elegido el mismo.

       Tanto el Jefe del Departamento de Arte Oriental como el Experto en Sagas Nórdicas sub director del Área de Mitología del Blog coleccionan cajas de fósforos. Y lo hacen con mucho entusiasmo. El especialista en Arte Oriental, un catedrático uruguayo, le comentaba a su colega que finalmente había logrado comprar una de las pocas cajas de "Birds Eye" que aún existían (Ver Bombilla Tapada: http://bombillatapada.blogspot.com.ar/2014/05/donde-hubo-fuegohubo-un-fosforo.html ). Se lamentaba en cambio el Licenciado encargado de temas Nórdicos, un estudioso boliviano, de haber perdido su oportunidad de tener un ejemplar de dicha caja en una subasta reciente. Posteriormente el uruguayo se dirigió a sus aposentos decidido a admirar su colección. Cual no fue su sorpresa cuando encontró que faltaba la vieja y valiosa caja de Birds Eye. Inmediatamente imaginó que la única persona en el edificio a la que podía interesarle la caja era su colega boliviano por lo tanto lo buscó enfurecido por las instalaciones del blog con ánimo belicoso. La cosa hubiera terminado de modo mucho más violento si no se hubieran interpuesto varios colegas entre ambos. En verdad casi nadie entendía de donde surgía tanto encono.

      Cuando lograron aquietarlos, y aún luego de haber revelado los motivos de semejante trifulca, el resto de los presentes no podían creer que se hubiese llegado tan lejos solo por una caja de fósforos. En tanto acomodaban los sillones y pequeñas mesas desplazadas por el fragor de la batahola la mayoría de los miembros del blog recriminaban a ambos coleccionistas que el tamaño e importancia del bien en juego no se condecía con el tamaño del lío que habían armado. Contra las voces casi unánimes surgió la del Director del departamento de Lenguas Muertas del blog quien dijo creer recordar que una guerra terminada, con tratado de paz y armisticio firmado y todo casi se reanuda por culpa de un árbol. Así que los dos coleccionistas bien podrían haberse agarrado a los golpes por una simple cajita de fósforos. El resto de los presentes rodearon al filólogo y le pidieron más precisiones acerca de la guerra y el árbol y he aquí que de esa historia surgió la presente nota.

Kim Il Sung
      Corea es una península. Una lengua de tierra que se interna en el Mar Amarillo flanqueada por Japón al sur y al este y por China al oeste y al norte. Luego de la Primera Guerra Mundial quedó entera para Japón, pero al perder este en la Segunda, todos sus territorios ocupados fueron rematados entre los nuevos vencedores. Rusia entonces se quedó con el norte de Corea, lo que obtuvo el ingenioso nombre de Corea del Norte y Estados Unidos hizo lo propio con el sur (Averigüen ustedes solos como se llamó y aún se llama. Otra deslumbrante demostración de originalidad). Para hacer las cosas sencillas, el límite entre ambas lo formó el paralelo 38. Más o menos estuvo todo medianamente tranquilo hasta que en 1948 tuvieron la idea de que ambas Coreas celebraran elecciones. Previsiblemente en el Norte ganaron los comunistas. Ganó Kim Il Sung (se que es difícil pero traten de retener el nombre). Previsiblemente al Sur ocupado por los Estados Unidos esta nueva situación no le gustó nada. En la zona fronteriza comenzaron tímidas escaramuzas que culminaron el 25 de junio de 1950 con la invasión lisa y llana del territorio del Sur por parte de tropas del Norte. Los soldados del Sur que no murieron durante la invasión se refugiaron cerca de la ciudad de Busan, casi colgando del mapa.

      Así las cosas, los Estados Unidos recurren a las flamantes Naciones Unidas y le piden su aval para intentar retrotraer la situación al 24 de junio, por la fuerza. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Estados Unidos y Rusia se enfrentan. Desafortunadamente no fue la última. Siempre en territorio ajeno y con la excusa de defender unos u otros intereses este tipo de acciones se vería repetida un generoso número de veces de ahí en más. Conseguido el aval (La Unión Soviética no se presentó a las reuniones en protesta porque EEUU no reconocía el derecho a China de ser parte del Consejo de Seguridad) los norteamericanos comenzaron la ofensiva desde el Sur y empujaron nuevamente a los del Norte hacia el paralelo 38. Eso si, se pasaron un poquito y los llevaron aún más al norte de la frontera original.

      China ingresa entonces en la contienda, vecino como es de Corea y cobrándose la negativa de los EEUU a dejarla entrar en el Consejo de Seguridad. La pelea se encarniza de modo que los avances y retrocesos no son categóricos para ninguno de los dos. Finalmente luego de 780.000 muertos por el Sur y cerca de 1.200.000 por el Norte, 2.500.000 civiles muertos y más de 2.000.000 de personas sin hogar y desplazadas de su residencia original, se firmó un virtual empate y todo quedó como antes de 1950, aunque ya era 1953. Eso si, del paralelo 38 se estableció una franja de 4 kilómetros a ambos lados que no sería de ninguna de las dos Coreas a modo de colchón entre ambas.

Puente sin Retorno
      Sobre el río Sachong se tendió un puente. Era el único punto de contacto entre las dos Coreas. Del lado norte el último puesto de control Norcoreano llevaba el nombre de KPA#4 mientras que del lado sur, la caseta que vigilaba la entrada austral al puente era conocida como CP#3. Sobre ese puente se produjo el intercambio de prisioneros. Al ser prisionero de guerra, una de las condiciones para ser liberado era jurar no volver a pisar nunca más el territorio enemigo, por lo tanto el puente fue bautizado con el novelesco y dramático nombre de "Puente Sin Retorno". Según los registros unos 102.000 prisioneros de uno u otro bando cruzaron el puente rumbo a sus casas. Todo estuvo medianamente tranquilo hasta 1976.

Primer intento
      Habían pasado ya 23 años de la firma del tratado de Panmungjong que cerraba las hostilidades y a los responsables del puesto CP#3 les pareció que un álamo que se encontraba cerca del puente tapaba la vista hacia el puesto KPA#4 y con total naturalidad pretendieron podarlo. Sin embargo, una incomprobable leyenda indicaba que tal álamo había sido plantado en persona por Kim Il Sung aún presidente de Corea del Norte. Que los norteamericanos mancillaran el árbol que el líder había plantado con sus propias manos violentaba el honor nacional norcoreano. Los soldados norteños tomaron el intento de poda como una afrenta personal y se armó una escaramuza de considerables dimensiones. Un par de soldados comunistas les quitaron las hachas que llevaban para la poda a dos soldados norteamericanos (Teniente Barret y Capitán Bonifas) y los hicieron picadillo a puro hachazo. Otros de ambos bandos tomaron algunas de las ramas ya cortadas y procedieron a propinarse palazos mutuamente. Sonaron algunos disparos. Alguien llamó a la cordura. Todos los hombres se retiraron a sus posiciones originales.

Operación P.Bunyan
     Tres días después el ejército norteamericano montó la Operación Paul Bunyan  (Este nombre corresponde a un leñador de leyenda de los estados de Michigan, Wisconsin y Minesota. Una especie de Patoruzú del norte) y decidido a doblar la apuesta, no solo resolvió la poda sino la tala lisa y llana del árbol. Veintitrés vehículos del ejército y 16 hombres (divididos en 2 equipos de 8 a cargo de un Ingeniero militar cada uno) custodiados de cerca por 30 soldados fuertemente armados arremetieron a fuerza de motosierra contra el pobre álamo. La retaguardia estaba formada por 60 hombres más y a la espera de órdenes 27 helicópteros y un número no determinado de bombarderos se encontraban prestos a despegar en caso de ser necesario. En suma; entre personal directa e indirectamente afectado la Operación Paul Bunyan involucró a unos 800 hombres. Corea del Norte no dejó pasar la oportunidad de demostrar su encono apostando del otro lado del Puente Sin Retorno unos 200 soldados armados con ametralladoras y fusiles. 42 minutos después la Operación Paul Bunyan culminaba exitosamente sin tener que lamentar víctimas a excepción del álamo, cuyo tronco fue dejado adrede a la vista de los norcoreanos. Un error de cualquiera de los dos bandos hubiera comenzado nuevamente una guerra de consecuencias imprevisibles.

      En lineas generales, perder la vida como forma de resolución de conflictos es una verdadera estupidez. Ahora, perderla por un árbol es de un grado de imbecilidad pocas veces vista.

      Ah! La cajita de fósforos la tenía el Director del departamento Legal del blog. La había tomado prestada para encenderse un habano en su habitual paseo vespertino por los jardines del edificio

Que anden bien.






domingo, 14 de junio de 2015

Escrito en las paredes. Nada menos moderno que un graffiti

     Salvo por las delaciones que cometemos desde aquí lo que ocurre puertas adentro de la sede central del blog es un completo secreto para el común de los mortales. Las decenas de catedráticos que trabajan tanto dentro como externamente firman un convenio de confidencialidad al momento de ingresar que se extiende aún si alguna causa de fuerza mayor los obliga a dejar de trabajar para la fundación que solventa sus actividades. Pero hay aún un mundo más oculto dentro de las instalaciones que está virtualmente vedado hasta a los ojos de sus miembros más conspicuos. Alguna vez hablamos de las Hermanas que hacen que la sede se encuentre aseada y provista de alimentos y bebidas. Existe también un pequeño ejército de especialistas en diversos oficios quienes se encargan del mantenimiento de las enormes y lujosas instalaciones. Hay pintores, electricistas y plomeros. Restauradores, ebanistas y albañiles entre otras ocupaciones, destinados a hacer que todo luzca como el lejano primer día.

      Toda esta ilustrativa introducción tiene por objeto comentar que los otros días, el Jefe de Mantenimiento corría de un lado a otro por los pasillos subterráneos del edificio buscando a alguno de los pintores. Quería que alguien se apurara borrar, antes de la llegada de los miembros del Consejo Supremo un obsceno graffiti pintado en el frente del edificio. Mientras el Superintendente del Blog aguardaba la llegada del pintor en la explanada mirando la anotación hecha en vibrante pintura en aerosol roja y gesticulando con indignación, acertó a llegar a tomar sus funciones el responsable del Departamento de Arqueología Europea. El Superintendente se excusaba avergonzado, culpando a una pandilla de jóvenes que suele juntarse en una plaza cercana por el acto vandálico agregando con indignación que la juventud de hoy en día ya no respeta nada. Nuestro arqueólogo, un caballero español de mediana edad con cabello parcialmente plateado, le contestó que los graffitis y otros tipos de anotaciones en las paredes no eran patrimonio de esta época sino que casi desde que existen los muros puede descubrirse su presencia. Vamos entonces a dedicar hoy nuestra nota a antiguos graffitis y la terminaremos con uno muy particular.

     El 24 de agosto del año 79 después de Cristo en horas de la mañana, el volcán Vesubio tal como lo había hecho muchas otras veces comenzó a despedir una columna de humo. Los habitantes de la ciudad de Pompeya, vecina al volcán, casi no le prestaron atención, era una fumarola mas sin importancia, como tantas otras. Pero súbitamente todo cambió. El humo se transformó en cenizas y vapores sulfurosos. Luego en piedras y lava. El vapor de azufre intoxicó y mató a todo el que andaba cerca. Muy pocos habitantes lograron escapar. 48 horas más tarde todo volvía a la normalidad y el sol brillaba sobre lo que había sido Pompeya, ahora rellena con ceniza y sellada con lava. No se registraban signos de vida en 18 kilómetros a la redonda. Debajo de la nueva superficie la ciudad, y sus habitantes (convenientemente muertos), permanecieron sin ser molestados hasta 1748. Lo inédito es que  lo repentino del desastre hizo que los exploradores encontraran la ciudad intacta. Con comida en las mesas, ropa en los muebles y el propio molde de sus habitantes vaciado en ceniza. La ciudad entera se convirtió en una foto del momento y los arqueólogos han podido reconstruir con precisión la vida, el comercio, las relaciones y las costumbres de los habitantes de Pompeya de un modo único.

      El visitante actual puede caminar por sus calles, entrar a sus casas, admirar las pinturas en sus casas de baños públicos y ver los graffitis que adornaban sus paredes. Es que Pompeya estaba lleno de ellos; románticos, publicitarios, obscenos, proselitistas. Veamos:

      Un tal Hedone tenía una taberna. En su pared exterior se lee: "Puedes tomar una bebida aquí por solo una moneda. Por dos un vino mejor y por cuatro monedas uno de Falerno". Falerno es un monte cercano en cuyas laderas crecían ciertas vides de uva de la variedad Aglianico. El vino de Falerno es nombrado en varios escritos de la antigua Roma como uno de calidad superior tal como lo sugiere el "aviso publicitario" de Hedone.  Más allá, en la calle de Mercurio alguien quiso dejar modesta constancia de su visita a la ciudad: "Publius Comicius Restitutus estuvo aquí junto a su hermano". Así como el aviso frente a la taberna de Hedone invitaba a entrar, el graffiti que se encontraba en el frente de la casa de comidas de Cuspio Pansa invitaba a no hacerlo: "El oficial de finanzas del Emperador Nerón dice que esta comida es veneno".

      En la pared de la Basílica (un edificio que no tenía fines religiosos como el nombre sugiere hoy sino que era donde funcionaban los tribunales de justicia) alguien sentencia: "Salud al que ame. Muerte al que no sepa amar" mientras que un poco más allá otro filósofo al paso proclama: "Un pequeño problema se hace grande si se ignora". En una zona menos aconsejable de la ciudad un cliente anónimo sugiere: "Cuando vayas a Nuceria, (Ciudad cercana a Roma, acota Bombilla) busca a Novelia Primigenia, en la puerta de Roma, en el distrito de las prostitutas". Pompeya tenía varios prostíbulos. En la pared de uno de ellos figura una suerte de tarifario que dice mas o menos lo siguiente (púdicamente censurado): " Soy tuya por dos ases de bronce. Lais **** por dos ases. Félix **** por un as. Esperanza, de complacientes maneras, nueve ases" Salta a la vista entonces la enorme diferencia que habrían de tener los servicios de Félix en comparación con los de Esperanza.

      Nos moveremos unos kilómetros al norte unos 250 por la A1 que une Nápoles con Roma en busca de un desafiante graffiti colocado en un lugar bastante incómodo.

Martin Lutero
     Martín Lutero (Martin Luther) era un sacerdote alemán que le armó un lío bárbaro al mismísimo Papa. Ocurre que a Lutero no le parecía bien que la Iglesia tomara posturas que no figuraran en la letra de La Biblia, entre otras cosas. Por ejemplo, por ese entonces el sacerdote dominico Johann Tetzel andaba por Alemania vendiendo "indulgencias" por cuenta y orden del Papa Leon X. Las indulgencias eran una contraprestación económica que reemplazaba a la penitencia y aún al arrepentimiento. Así una persona rica podía ser beneficiado con la absolución de diversos pecados mediante una fuerte donación a la iglesia. A mayor gravedad, más cara la tarifa, como era de esperar. Lo recaudado iría a la ampliación de la Basílica de San Pedro. Lutero se enojó mucho porque sostenía que el único procedimiento que figuraba en la Biblia para el perdón de los pecados era el arrepentimiento y la penitencia. Juntó 95 motivos para como para enojarse, los anotó y los clavó en la puerta de la Iglesia de Wittenberg y provocó la más enorme división que el Cristianismo haya tenido nunca. A causa de sus protestas, a aquella rama separada de la autoridad papal se la llamó protestantismo.

Carlos V
      Más terrenalmente, uno de los grandes actores políticos de la época era el Sacro Imperio Romano Germánico quien con su crecimiento amenazaba los dominios papales en la actual Italia. Muerto León X el papa Clemente VII decidió aliarse con Francia y entonces el Emperador Carlos V decidió darle una lección. Sus tropas ocuparon Milan y ya se cernían sobre Roma. La lejanía con la casa matriz y la notoria ausencia de cajeros automáticos en el siglo XVI hacían que los soldados recibiesen su paga a cuentagotas. Los ánimos de la tropa estaban bastante caldeados a pesar de que se acercaba el verano del 1527. Entonces el Duque Carlos III de Borbón al mando de las tropas propuso lo siguiente: ataquemos Roma (los estados pontificios más exactamente, las posesiones del Papa) y el botín será para los soldados. Unos 20.000 hombres se pusieron en marcha hacia Roma y el 5 de mayo de ese año estaban frente a sus murallas.

      Sólo 3.000 hombres formaron parte de la defensa de la ciudad de Roma entre ellos incluida la famosa Guardia Suiza. Un disparo de arcabuz dio en la pierna de Carlos III y lo sacó de combate. Careciendo de voz de mando autorizada los soldados invasores hicieron lo que tenían ganas. Al día siguiente, sin orden ni concierto las murallas de la ciudad caían frente a los soldados imperiales. El Papa debía ser resguardado por lo tanto 189 guardias suizos se apostaron en las escalinatas de la Basílica de San Pedro para darle tiempo a Clemente VII a que tomara un pasillo secreto desde allí hacia el Castillo Sant´Angelo distante unos 800 metros. De la guardia sobrevivieron sólo 42 que fueron rápidamente apartados y así dio comienzo un saqueo de 3 días que incluyó las residencias papales pero también palacios de cardenales e iglesias. Por una ventana de ventilación de un sótano, soldados del emperador ingresaron al Palacio Armelini, de Allí al Palacio della Rovere y de allí a la residencia del Papa (quien afortunadamente para él, ya no estaba). En el segundo piso de esa construcción hay 4 salas que reciben el nombre de Estancias de Rafael por estar decoradas íntegramente por frescos de Rafael Sanzio.

      Además del saqueo de todo artículo que consideraran de valor, un soldado anónimo presumiblemente de origen alemán con la punta de un arma blanca escribió sobre el estuco que sirve de base a los frescos. Debajo de la imagen llamada "Disputa sobre el mas Santo de los Sacramentos" aun hoy puede leerse tallada la palabra "Luther". El nombre del más importante enemigo del papado romano impreso en los aposentos privados del pontífice. Un mes después Clemente VII pagaba 400.000 ducados de rescate y el saqueo de Roma llegaba a su fin. Pero eso ya forma parte de otra historia.

      Menos célebres, las paredes de los baños públicos de las estacionesde tren suelen abundar de graffitis. Casualmente el Departamento de Poesía Aplicada de Bombilla Tapada está trabajando en la culminación de uno que comienza diciendo: En este lugar sagrado/ donde acude tanta gente....

Que anden bien.








domingo, 7 de junio de 2015

¿Usted cree tener mala suerte? Conozca entonces la historia de Felicitas Guerrero

      El recoleto clima de trabajo en la sede central de Bombilla Tapada solo se ve alterado con habitual frecuencia por el bullicio de los banquetes que se celebran a título de casi cualquier cosa. Calmados los ánimos y recuperadas las resacas todo vuelve al sosiego y calma normales dignos de un recinto donde se desarrollan actividades académicas de alto nivel. Sin embargo, por estos días, sollozos, ayes y llantos interrumpieron la tradicional serenidad que reina en pasillos y salones. Es que nuestro experto en temas medievales, un doctor ruso alto y robusto, bien parecido aunque de edad más que madura, había recibido la confirmación de que un viejo amor finalmente contrajo matrimonio en la lejana Ekaterinburgo, a orillas del río Iset. Se trataba de una dama noble (Duquesa o Condesa según quien contara la historia) con quien el ruso había tenido un amor adolescente. Al llegar a la mayoría de edad, nuestro especialista había partido hacia la Universidad Politécnica Estatal de San Petersburgo a realizar sus estudios mientras que la Duquesa (o Condesa) lo hizo hacia Europa Occidental con el supuesto fin de estudiar arte en París. Sus caminos se separaron definitivamente no sin antes hacerse mutuamente una promesa formal de casamiento para cuando ambos se hubiesen recibido.Por lo visto la Condesa (o Duquesa) no tomó muy en serio el compromiso juvenil y, si bien es cierto que muchos años después, contrajo matrimonio con un caballero (Barón o Duque según quien contara la historia) distinto de nuestro doctor ruso.

      Sus camaradas (no los rusos sino sus colegas de Bombilla Tapada) en pos de ofrecerle consuelo, le referían historias en donde los protagonistas se habían esperado durante años y esa espera, luego, no había valido la pena. Hicieron el recorrido, entre soviéticas lágrimas y mocos, desde la mítica Penélope y Ulises pasando por Florentino Ariza y Fermina Daza de El amor en los tiempos del cólera. Cada quien aportaba alguna historia a modo de consuelo y lentamente el ruso fue retomando su aspecto habitual. Alguien propuso un banquete a modo de desagravio (aunque en realidad nadie lo había agraviado) compuesto por comidas de su patria, de manera que el doctor recordara su lejana tierra y evocara momentos más felices, moción que fue aprobada por la aclamación más entusiasta. Entre platos de borsch y suculentos golubtsi uno de los comensales advirtió que nadie había nombrado en la lista una de las más trágicas y desdichadas historias de amor que ocurrió en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Andaremos por Barracas, San Telmo y el camino a Mar del Plata, pero vengan con calzado sin tacos porque el Buenos Aires de ese entonces no era lo que es hoy.

Felicitas Guerrero
     Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto, conocida comúnmente como Felicitas Guerrero era una joven hermosísima, según cuentan las crónicas de la época (aunque su daguerrotipo lo desmienta). Al parecer, miraba con buenos ojos a un joven llamado Enrique Ocampo Regueira que tenía apenas 7 años más que ella. Una diferencia de edades por demás aceptable. Sin embargo la familia Guerrero tenía otros planes. Carlos José Guerrero y Reissig, su padre y administrador de uno de los campos de la familia Álzaga, consideró que antes que el amor primaran los negocios (no era el único que pensaba así en esa época, y aún en esta). Escogió como marido para su hija a Martín Gregorio de Álzaga y Perez Llorente quien tenía un apellido bastante más largo que el de Ocampo y muchísimo más dinero. Pero lo que peor le caía a Felcitas era la enorme diferencia de edad entre ambos. Ella de apenas 18, él de aplomados 50. Sostuvo toda la resistencia que le fue posible a la boda pero el feminismo no estaba lo suficientemente maduro como para permitir que una mujer escogiera con quien casarse. El 2 de junio de 1864 se consumó la unión de ambas familias para beneplácito de Don Carlos Guerrero y horror de Felicitas.

      Justo es aclarar que las 5 décadas de esa época, más de 150 años atrás, no eran lo mismo que lo que son ahora. Una mujer de 50 años de hoy, en su gran mayoría, resulta aún atractiva y un hombre de 50, salvo contadas excepciones está aún en la plenitud de sus fuerzas. En cambio los múltiples embarazos y la ausencia de los tratamientos médicos y concepto de vida sana, hacían que en esa época, tanto mujeres como hombres, si no habían fallecido antes por causas perfectamente evitables hoy se encontraran a las puertas de ser ancianos. La vida no se ensañaba solo con los veteranos sino que la mortalidad infantil era penosamente alta comparada con la nuestra. Así las cosas el matrimonio de Martín con Felicitas tuvo dos años después del casamiento un niño al que pusieron Félix Francisco de nombre quien apenas superó los 3 años de edad y sucumbió de fiebre amarilla. Seis meses después, embarazada de su segundo hijo, quien fallece es su marido Martín y al día siguiente también lo hace el bebé nonato. Es decir: entre el 3 de octubre de 1869 y el 2 de marzo de 1870 Felicitas pasó de estar casada y casi con dos hijos a viuda y sola. Con un extra nada despreciable de haber heredado una más que suculenta fortuna en dinero y tierras.

      Repartía sus días entre su casa de Barracas (Sobre la actual calle Brandsen) y su estancia preferida "Laguna de Juancho" en General Madariaga, con salida al mar propia. Heredera de 71.000 hectáreas tenía para elegir donde vivir. Pasados los rigurosos 6 meses de luto Enrique Ocampo comenzó a frecuentar nuevamente a Felicitas. Ahora sin el escollo de Martín de Álzaga en medio. Una vez pasado un tiempo prudencial, todo indicaba que Enrique y Felicitas contraerían matrimonio.

Saenz Valiente - Anciano
     En noviembre de 1871, un año y medio después de quedar viuda, Felicitas comienza a tener una vida social un poco más libre. Un matrimonio amigo la acompaña a la estancia "Laguna de Juancho". Pero en el camino, en ausencia de reportes del servicio meteorológico, se desata un violento temporal sin darles tiempo a buscar cobijo. El cochero pierde el rumbo a causa de la tormenta y siendo que el camino no era pavimentado sino un sendero de tierra, deciden esperar a que aclare detenidos en el lugar más seguro posible. Providencialmente, un jinete solitario se les acerca y los guía hasta la estancia más cercana. El rescatista llevaba por nombre Samuel Saenz Valiente y la estancia a la que arriban era la de él. "Es mi estancia, que es la suya, señora" ofreció cortés Saenz Valiente a Felicitas. Sus actitudes galantes deslumbraron a la viuda quien contra todos los pronósticos terminó enamorándose de su eventual salvador. Y tan enamorada quedó que olvidó a Ocampo y decidió comprometerse con Saenz Valiente.

Ing. Huergo
      El 3 de febrero de 1852 ocurrió la Batalla de Caseros y usted se preguntará que demonios tendrá que ver con todo esto. Ocurre que los vencedores, cuyos apellidos adornan numerosas calles de la Capital Federal querían demostrar que de sus manos iba a llegar el progreso. Su intención era que para el vigésimo aniversario de la batalla se inaugurara un moderno puente de acero cruzando el Río Salado para que pudieran cruzar sobre él las formaciones del moderno Ferrocarril Sud. Allí se reuniría casi toda la Guia Peuser. Para muestra un botón basta: la obra (en realidad la importación del puente completo desde Inglaterra) y su instalación estuvo a cargo de Luis Huergo (el Ingeniero Huergo de la avenida) y el puente llevaría el nombre de Ambrosio Crámer (víctima de los Federales y dueño de otra avenida). La cercanía del nuevo puente con la estancia Laguna de Juancho le garantizaba a Felicitas una distinguida presencia en la fiesta que organizaría en ella, con el pretexto de la inauguración pero con el real motivo de anunciar su compromiso con Samuel Saenz Valiente.

      Nadie lo confirmaba, pero los rumores corrían en la ciudad de Buenos Aires. Y esos rumores también alcanzaron los oidos de Enrique Ocampo Regueira. Y las sospechas comenzaron a tomar cuerpo cuando también la Alta Sociedad porteña se enteró de que Felicitas había encargado un nuevo vestido para la ocasión a una casa de París. Fue demasiado para Ocampo, estaba a punto de quedarse sin la misma mujer dos veces en 8 años.

Confitería del Gas
     En la esquina de las actuales calles Rivadavia y Esmeralda funcionaba un bar. Estaba alumbrado con 11 modernas y brillantes lámparas de gas (a diferencia de los demás que lo hacían con lámparas de aceite o sebo). Era conocido por tanto como "Confitería del Gas". El 29 de enero de 1872 durante la tarde Enrique Ocampo fue uno de sus parroquianos. Se tomó unos cuantos tragos para darse valor. Cuando Felicitas Guerrero llegó a su casona de Barracas proveniente del centro de la ciudad su tía le comunicó que desde hacía un buen rato la estaba esperando el señor Enrique. Luego de unas dudas Felilcitas se decidió a ir a verlo, pero le pidió a uno de sus hermanos y a un primo (Antonio Guerrero y Cristian Demaría) que merodearan cerca de la puerta de la habitación del estudio donde se produciría el encuentro.

Enrique Ocampo
      Sin demasiado prolegómeno, en parte por lo sencillo de la duda y en parte por los efectos del alcohol, Enrique Ocampo le preguntó directamente a Felicitas si se casaría con él o con Samuel Saenz Valiente. La respuesta de Felicitas fue clara y contundente. Se desató una discusión tan violenta como corta dado que Enrique Ocampo la dio por terminada extrayendo un arma de fuego de entre sus ropas y apuntándole a Felicitas al grito de "Si no eres mía, no serás de nadie". Felcitas intentó escapar logrando salir de la habitación pero cuando pasaba frente a la pequeña capilla que tenía la mansión cayó herida por un disparo en la espalda. La bala calibre 48 rebotó en su omóplato y se dirigió hacia abajo, bordeando la columna vertebral y atravesando varios órganos a su paso. La medicina de la época no tenía muchas respuestas en estos casos y luego de una breve agonía, con jóvenes 26 años Felicitas fallecía. La misma suerte corrió Enrique Ocampo aunque nunca quedó claro si se disparó sucidándose, si forcejeó con algún pariente de Felicitas y se disparó por error o si lisa y llanamente un familiar cobró venganza de su crimen disparándole. La justicia cerró la causa como suicidio y nadie se preocupó por averiguar nada más.

Iglesia Santa Felicitas
      No habiendo descendientes ni marido, la fortuna que Felicitas había heredado de Martín de Álzaga ascendió por la línea sucesoria hacia sus padres. Estos destinaron un importante porcentaje de ese dinero a la construcción no ya de una capilla, que la mansión ya tenía, sino de una iglesia hecha y derecha (estuve tentado de escribir "como Dios manda" pero en caso de una iglesia hubiera sido algo redundante). El diseño le fue encargado al arquitecto Ernesto Bunge (quien tiene el honor de haber sido el primer profesional del área recibido en el país) e incluye mosaicos españoles, vitrales y arañas francesas, un reloj con carillón inglés y un órgano de tubos alemán. Como fue construida para uso privado de la familia Guerrero la misma carece de pila bautismal y los bancos donde se sientan los feligreses para asistir a la misa son enterizos, lo que hace que la misma no tenga pasillo central. Ambas particularidades le impiden la posibilidad tanto de bautizar como de dispensar el sacramento del casamiento religioso. La leyenda urbana sin embargo, atribuye la ausencia de estos dos ritos en la iglesia (consagrada a Santa Felicitas, una mártir cristiana del sigo II) a la mala suerte que persigue a quienes se casaran o fueran bautizados en esa iglesia. Nadie se ha casado ni ha sido bautizado nunca en esa iglesia. Del mismo modo, es el único templo cristiano del país que contiene dos estatuas no religiosas. A la derecha de la entrada, esculpido en mármol nos vigila don Martín de Álzaga, quien al fin y al cabo era el dueño original de la fortuna que solventó los gastos. A la izquierda nos recibe la imagen de Felicitas y su pequeño hijo Félix, también hechos en mármol. Sobre su estatua también se han tejido leyendas desafortunadas y corre el rumor de que quien la toca es perseguido por la mala suerte. En cambio las señoritas carentes de marido pueden pedirle a Felicitas que les gestione la obtención de uno mediante el anudado de un pañuelo en la reja de la iglesia. No se conocen estadísticas sobre la efectividad o calidad de los encargos encomendados a la Sra. Guerrero.

Interior de la Iglesia
      La iglesia se inauguró el 30 de enero de 1876 en coincidencia con el cuarto aniversario de la muerte de Felcitas. La leyenda también sostiene que durante las noches de todos los 30 de enero su alma en pena vaga por la iglesia llorando su enorme desdicha. En fecha tan cercana como 1993, los descendientes de la familia Guerrero cedieron el terreno que contiene la iglesia (y la iglesia misma) a la Ciudad de Buenos Aires y esta se tomó 3 años para llegar a la conclusión de que lo más lógico era que el Arzobispado de Buenos Aires se hiciera cargo de ella.





México 524
      Si tienen la intención de conocer por sus propios ojos esta parte de la historia, la Iglesia de Santa Felicitas los espera en Isabel la Católica al 500 en Capital Federal, en el barrio de Barracas. Si sus intenciones son aún más lúgubres pueden acercarse a la calle México 524 en San Telmo, donde funciona la Sociedad Argentina de Escritores. En esa casa, que aún se mantiene en pié gracias a las restauraciones, fue velado el cadáver de nuestra protagonista de hoy. En alguna de las habitaciones de la casona de la calle México  funciona un restaurant. No existe, documentada, alguna leyenda que asocie al espíritu de Felicitas Guerrero con dicha casa, pero la prudencia sugiere no concurrir allí a cenar la noche del 30 de enero.

Que anden bien.