domingo, 23 de febrero de 2014

De pollo, a caballo o Napolitana, Bombilla Tapada les presenta: La verdad de la Milanesa

      Fruto de una correcta prensión y arrastre con solventes adecuados la sartén se encuentra ya rebosante de aceite. Una pequeña mota de pan rallado cae sobre él y se hunde apenas unos milímetros comenzando a crepitar dando claras muestras de que su temperatura es la adecuada, entre 170 y 190 grados. Dado que el huevo coagula entre los 65 y 70 grados, el contacto con el fluido caliente lo solidifica de inmediato. El aire retenido en las pequeñas burbujas que se han formado durante su batido se expande y por lo tanto su volumen aumenta. Comienza entonces un complejo proceso llamado Reacción de Maillard, en donde el pan rallado es violentamente deshidratado a la vez que se forman polímeros de los azúcares presentes en la harina pasando de un beige pálido a un vibrante marrón tostado. Cuando la temperatura en el interior alcanza los 71º comienzan a formarse aminas e hidrocarburos policíclicos saturados que hacen que la carne luzca y huela como cocida. En apenas un minuto de cada lado el manjar está listo para ser degustado.
   


     Sobre su plato reposa ya una tentadora milanesa. Hay quienes la prefieren seca y bien tostada. Algunos la prefieren con 2 vueltas de huevo. Otros al horno, para reducir la cantidad de fritos consumida. Otros, en cambio, prefieren que uno o dos huevos fritos coronen su plato. Algunos más exigentes elijen que sobre su milanesa sobrenade una abundante cucharada de salsa de tomate, una feta de jamón y muzzarella derretida obteniendo lo que se ha dado en llamar milanesa napolitana.


      Así como hay preferencias en cuanto a sabores y preparaciones también hay polémicas (afortunadamente no violentas) acerca de su origen. Ciertamente la ciudad de Milán ha de tener algo que ver pero también participa Austria, Turquía y aunque el gentilicio "napolitana" nos remita al sur de Italia, la ciudad en cuestión no parece no participar en nada con el alimento referido.


Nos proponemos develar en este acto; La verdad de la Milanesa



      En el siglo XII lo que hoy conocemos como Italia no era un país orgánico sino un grupo de ciudades y estados que se aliaban unas con otras de acuerdo a su conveniencia o necesidad. Por ejemplo en el norte contra la frontera austriaca 26 ciudades se unieron para formar lo que se conoció como la Liga Lombarda. Su capital era la ciudad de Milán. El propósito de esta unión fue el de protegerse de los embates del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico I Barbaroja. En uno de esos embates Federico puso sitio a la ciudad de Milán.


      La táctica del sitio consiste en bloquear militarmente a una ciudad o fortaleza de modo que nada ni nadie pueda entrar ni salir de ella. En principio se provoca el desgaste del sitiado pero principalmente busca agotar sus reservas materiales, mayormente la comida. Y eso es lo que aparentemente estaba ocurriendo en Milán a instancias de Federico I. Tenían animales y grano almacenado pero más tarde o más temprano los animales morirían de hambre si los hombres se comieran el grano. Y si se comieran a los animales, luego los que morirían de hambre serian los hombres.


      Por otra parte una vaca pesa entre 400 y 500 kg. En ausencia de freezers en el siglo XII o se la comían toda en unos pocos días o buena parte de la carne se echaría a perder. Hasta que a alguien se le ocurrió una idea interesante. O eso parece, porque la historia no está documentada y ha llegado hasta nosotros mediante la tradición oral. Usando el pan viejo, cortando la carne en lonchas y friéndola luego, aguantaba bastante más. Nace entonces el rebozado y la fritura de la carne como método de almacenamiento. La diferencia fundamental entre la antigua milanesa y la que comemos hoy (en donde se usan cortes vacunos como la nalga, bola de lomo, cuadrada o pescetto, pollo y hasta cerdo) es que mayormente los milaneses utilizaban lo que llamaríamos hoy bife de costilla. Y lo hacían de un modo particular. Hasta bien entrado el renacimiento los tenedores no fueron un instrumento de mesa que cada comensal tuviera sino que solo se usaba para trinchar piezas grandes para cortar las porciones. Por lo tanto, los cocineros milaneses dejaban el hueso despegado de la carne de la costilla dando lugar a una suerte de milanesa con manija. Este plato, en el Milán del siglo XII llevaba el nombre de Cotoletta alla Milanesa (Costillita a la Milanesa)

      Acá es donde aparece por primera vez el nombre de la comida, pero hay quienes aseguran que freír un trozo de carne untado en huevo y rebosado en pan no es invento milanes  Hay españoles que se lo adjudican dado que un libro de 1607 da una receta donde " se tomará un poco de pan rallado, queso y especias....mezclándolo todo en un cazo, quebrando cuatro o cinco huevos en él con todo el recaudo muy bien batido...se tomará la sartén caliente con manteca y se rebolcará ...friéndolos muy bien". Si la historia del sitio de Milán es falsa, dado que no está documentada, es esta la primera aparición de las milanesas en un libro de cocina.

      De todos modos, también hay dudas, puesto que hay quienes aseguran que la receta en realidad es de Bizancio (hoy Estambul, Turquía) y que llegó a España junto con los invasores moros. 

      Este humilde blog sigue apostando por la milanidad (¿milanitud? ¿milanismo?) de las milanesas. Es verdad que faltan datos documentados acerca de su origen pero hay un extraordinario dato que nos hace ver que ya estaban ahí y eran un plato típico de la ciudad pero prácticamente desconocido para el resto de Europa allá por el 1800. Vengan conmigo, los invito a almorzar con el Mariscal Joseph Radetzky.

      Joseph Radetzky fue un héroe de los aliados en las guerras napoleónicas. De hecho venció a Napoleón Bonaparte personalmente 2 veces. En Wagram (Austria) y en la célebre batalla de Leipzig en territorio Alemán. Para 1831 ya había alcanzado el grado de Mariscal de Campo teniendo bajo su control todos los ejércitos de toda Austria. En 1836, con 70 años finalmente le concedieron su merecido retiro.






      Al poco tiempo se desataron movimientos nacionalistas por toda Europa que determinaron que, aproximadamente, el mapa europeo terminara con la forma con la que lo conocimos en la secundaria. Nuevamente Austria requirió los servicios del viejo Mariscal y lo dispuso al mando de las fuerzas en contra de los rebeldes del norte de Italia. En apariencia Radetzky no solo era un brillante estratega militar sino que también amaba la buena comida, los buenos vinos y las bellas mujeres. Es su correspondencia epistolar con el ayudante de campo del Emperador, el Conde de Attems aparece, entre consideraciones políticas y militares, una receta que dice textualmente lo siguiente:

"Tómense costillas de vacuno finamente cortadas...se las pasará por huevo batido y más tarde por pan rallado...Hecho esto, se derrite un trocito de manteca en aceite de oliva caliente, y de esa forma se freirán las costeletas, que deberán quedar de un atractivo color dorado"   

      Refiere el Mariscal al Conde que el nombre de la comida es Cotoletta alla Milanesa, confirmando el origen que veníamos sospechando desde el principio. Al llegar a Austria y ponerse de moda, el plato tomó el nombre de Wiener Schnitzel que significa Escalope Vienes.

      La historia termina, como no podía ser de otro modo, en Buenos Aires. Existía frente al Luna Park, en la década del 40 un bar regenteado por un inmigrante italiano llamado Jorge La Grotta. Sea voluntariamente o para subsanar algún error en la cocción de una milanesa, tuvo la feliz idea de cubrirla con salsa de tomate, jamón y muzzarella  y proporcionarle una ligera gratinada. El bar, en honor al origen de La Grotta se llamaba Nápoli, y sus milanesas entonces, milanesas a la Napolitana.

      Por lo profusamente expuesto, este humilde escriba amateur solicita a las autoridades pertinentes tengan a bien gestionar la posibilidad de impedir, del modo que consideren oportuno, el uso del nombre de las milanesas descritas con toda profundidad ut supra a esos infames discos u óvalos de pasta de porotos de soja con que la modernidad nos ha sancionado por nuestros pecados, supongo. Nada más desalentador para el paladar que hincar inocentemente nuestros dientes sobre una supuesta milanesa y encontrar dentro no un tierno corte vacuno o una suprema de pollo sino un incalificable bodoque parduzco con sabor a la nada misma.

Será justicia

Que anden bien
   

martes, 18 de febrero de 2014

Por culpa de los Tulipanes...flor de crisis

      Quizá el mayor éxito del método científico ha sido el establecimiento de leyes generales que permiten la predicción de acontecimientos particulares. Si soltamos una pelota de nuestras manos, sabremos en principio que se dirigirá hacia el suelo. Pero además podremos prever cuan alto picará y aproximadamente cuantas veces lo hará, a pesar de que quizá nunca antes habíamos agarrado esa pelota con anterioridad. Conocemos las leyes que determinan su comportamiento de antemano y no nos hace falta consignar cada pelota en particular, salvo excepciones.

      El universo parece responder con dócil obediencia a todas estas leyes y principios. La física explica y predice tanto el movimiento de los planetas al rededor del sol como las fuerzas que operan sobre un automóvil al tomar una curva. Gracias a estas leyes dominamos las aguas, los cielos y hasta el espacio. La luz, el sonido, los fluidos, los motores, virtualmente todo cae y cumple las normas predichas con antelación.

      Envalentonados por los éxitos en esos campos expertos en diversas disciplinas pretenden aplicar los mismos métodos al comportamiento de acontecimientos que sufren la mano humana y ahí es donde empezamos a hacer agua. Es que tanto el hombre individual como la masa hace muchas veces lo que le canta sin apego a ninguna ley. O las cumple un rato y luego hace algo completamente imprevisible.

      El mejor ejemplo de esto último es la llamada ley de oferta y demanda. Podría postularse del siguiente modo: Cuando un bien es muy abundante (la oferta excede la demanda) su precio tiende a bajar. En cambio cuando un bien es escaso (la demanda excede a la oferta) su precio tiende a subir. Ejemplificando: si por algún motivo ha habido una exuberante cosecha de tomates su precio será bajo dado que hay muchos para la cantidad normal de compradores. Por otro lado, un coche modelo 1924 en excelente estado (de los que hay muy pocos) tendrá un alto precio debido a que no hay muchos y hasta quizá haya solo uno.

      En principio suena claramente razonable y hasta evidente. La pregunta que cabe hacerse es: ¿Hasta donde subirá el precio de un bien escaso? ¿Estas normas son rotundamente lógicas o la participación de humanos en el medio pueden llegar a desvirtuarlas hasta límites ridículos? Vengan conmigo. Esta vez nos vamos a Holanda allá por el 1600.

      En persa, el arreglo de tela a modo de sombrero que los hombres llevan sobre sus cabezas se llama dulband. Llegó hasta nosotros como turbante pero en el medio del camino una flor procedente de Turquía, de pétalos acomodados del mismo modo que el aplique en cuestión, recibió en Francia el nombre de turban y se castellanizó como tulipán. Según parece el embajador del Imperio Otomano en Austria lo introdujo en Europa como toda una novedad. Allí en Viena un tal Carolus Clusius se convirtió en un apasionado de su cultivo. Cuando fue contratado como profesor en la universidad de Leiden, Holanda, se llevó consigo los bulbos de los tulipanes y fue así como estas flores llegaron a ese país convirtiéndose luego en casi un símbolo del mismo.

      La cosa es que para ese entonces Holanda vivía un período de brillante prosperidad económica. Eran conocidos como los fleteros de Europa. Buena parte del total del tráfico comercial europeo era transportado por barcos holandeses (Nota aparte: Además de mercadería tradicional Holanda participaba activamente del comercio de esclavos africanos. ¿Notaron que en la Selección Nacional Holandesa casi siempre hay jugadores de raza negra siendo que el tipo holandés es más bien blanco y rubión?) La clase burguesa holandesa vivía en la opulencia y como los tulipanes eran caros, exhibirlos en sus jardines era símbolo de buen pasar económico. Todo más o menos dentro de lo previsible. Siempre los que tienen dinero buscan elementos suntuarios con que demostrarlo y los tulipanes no eran más que uno de ellos como hoy puede serlo un plasma de 1.500 pulgadas o un automóvil importado.

      Hasta que hizo aparición un pulgón transmisor de un virus (aunque los holandeses de ese momento no lo supieran)

      La flor del tulipán es muy bonita pero la planta solo florece un par de semanas al año. No produce semillas sino bulbos (como el ajo). A pesar de que hay unas cuantas variedades reconocidas por la taxonomía botánica básicamente hay tulipanes amarillos, naranjas, rojos y blancos en gamas más o menos intensas pero de colores planos.

      Un pulgón llamado áfido suele infectarla. El insecto lleva en sus entrañas a un virus llamado Potyvirus que infecta al pobre tulipán. Los efectos del virus no son mortales para la planta ni mucho menos. Solo hace que sus colores se alteren y aparezcan estrías de otras gamas por lo tanto el tulipán "mutante" tiene rayas de otros colores lo que lo hace particularmente extravagante y llamativo. Y aquí empezó el problema holandés.

      Faltaban apenas unos 300 años para que el hombre identificara el primer virus por lo tanto a esas alturas los cultivadores de tulipanes holandeses no tenían ni la más remota idea de que demonios estaba pasando con sus flores. Lo que si sabían es que los bulbos de una flor con rayas muy probablemente dieran plantas que florecieran a rayas, pero no siempre. La cuestión es que esos tulipanes "raros" eran, por efecto de la citada ley de oferta y demanda, más caros que el resto. Pero ¿Cuan caros?





      Para 1620 los ingresos promedios anuales de un holandés eran de unos 150 florines anuales. Un solo bulbo de tulipán infectado llegó a valer 1.000 florines en 1623. Para ahorrarles cuentas; un holandés promedio debería ahorrar su sueldo completo durante 6 años y medio para comprar un solo bulbo de tulipán. Pero las cosas no terminaron ahí...

     El precio de los bulbos siguió subiendo de modo que durante la década del 30 (de 1630 obviamente) el rendimiento del negocio de los tulipanes rondó el 500% de ganancia. Ya para 1635 las cosas habían tomado un vuelo que nadie hubiera imaginado. Para comparar, 40 bulbos de tulipán se vendieron por un valor equivalente a 100 toneladas de manteca, unos 100.000 florines el equivalente al salario anual de 660 personas juntas. Pero, esto no sería lo peor. Esperen.

      Al año siguiente, 1636, se declaró una epidemia de peste bubónica. La merma en la cantidad de población restó mano de obra agrícola y esto hizo que los precios....subieran aún más. De ese modo Holanda inventó lo que hoy se conoce como "mercado a futuro" o en otras palabras: la venta de bienes que uno aún no tiene. Es como decir: - Vea. Yo tengo una vaca. Le vendo el ternero que eventualmente esa vaca parirá aunque todavía no esté ni preñada.

      Quienes tenían propiedades, las hipotecaban a cambio de bulbos de tulipán futuros. Los comerciantes de otros ramos abandonaban sus negocios habituales para dedicarse a la compra de tulipanes que aún no habían sido sembrados. Burgueses, comerciantes, labradores, artesanos....todos los que poseían algún bien preferían canjearlo por tulipanes. Los tulipanes durante ese 1636 llegaron a cotizar en la bolsa de comercio.

Todo concluye al fin, nada puede escapar.

      El 5 de febrero de 1637 99 bulbos de tulipán fueron comprados en 90.000 florines. Y ese fue el último gran negocio de los tulipanes holandeses. Al día siguiente 500 gramos de bulbos fueron ofrecidos por 1.250 florines y nadie ofertó por ellos. Sin causa alguna nadie quería comprar más tulipanes y a partir de ese momento todo el mundo intentó deshacerse de los bulbos comprados, ya sea que los tuvieran en la mano como que todavía no hubieran sido ni siquiera sembrados. Ante la abundancia de la oferta, las leyes del mercado hicieron lo habitual y los precios se desplomaron de manera estrepitosa. Todo el que había apostado de algún modo por el negocio de los tulipanes debió declararse en quiebra. Los contratos no pudieron cumplirse. El gobierno holandés declaró nulos los contratos celebrados más allá de noviembre de 1636 y dio por pagados los anteriores con tan solo el 10% de su monto total abonado.

      No solo se detuvo la rueda del comercio de los tulipanes. Si un comerciante hubiera señado una propiedad inmueble, que terminaría de pagar con el beneficio de la venta de unos tulipanes que se realizaría la próxima primavera ya no podría hacerlo. Y tampoco podría hacer ningún negocio el vendedor de la propiedad, puesto que ya no recibiría ningún dinero y así toda la economía holandesa cayó en una crisis profunda de la que tardó varios años en recuperarse.

     Afortunadamente la luna sigue girando en torno nuestro cada 28 días sin variaciones desde hace millones de años. Aún si su órbita tuviera perturbaciones (que las tiene) estas son perfectamente calculadas y previstas por las leyes de la física.





      Ahora, cuando las leyes de cumplimiento universal pretenden extrapolarse a los asuntos humanos queda demostrado que la lógica, en estos casos, es solo la excepción.

Y ahora me voy a regar mis hortensias, que no darán ganancia pero, hasta ahora, no han provocado crisis económica alguna, que yo sepa.

Que anden bien!




domingo, 2 de febrero de 2014

¿Queres una mascota? ¡Pedile a tu papi que te la compre!

      Ya casi no quedan edades humanas que no sean sujetos de ataque por parte del marketing. Desde la más tierna infancia (con pañales, cremas, aceites y demás) hasta la más longeva ancianidad (otra vez con pañales,  adhesivos para dentaduras y cementerios parque) ninguna edad humana se salva de la impiadosa insistencia con la que cada una de las empresas de producción de bienes pretenden vendernos algo.





      Hay sin embargo una franja que es particularmente vulnerable a esos ataques y es la primera infancia. Carentes de criterio para discernir pero con una impresionante vocación para insistir hasta volver locos a sus padres, los niños de entre 4 y 12 años son el nec plus ultra del consumidor irreflexivo. Ropa, juguetes, comidas, juguetes, bebidas, juguetes, paseos, juguetes y demás bienes son exhibidos y publicitados con formidable éxito. Los padres nos debatimos entre ambos extremos: Ser unos ogros y negarse a acceder a satisfacer los deseos que tal bombardeo provoca, o conseguir un segundo y hasta tercer empleo para satisfacer las demandas de nuestros hijos. 

      Acaso uno de los rubros más difíciles de resistir sea el de las mascotas. A los niños les encantan los bichos en general y los muy perversos vendedores de las veterinarias lo saben. ¿Quien puede resistir ante los ojitos tristes de un cachorro? ¿Quien puede ser insensible a las torpes piruetas de un gatito bebé? Aún los roedores de toda laya nos caen simpáticos dentro de sus jaulas plásticas llenas de túneles y pasadizos. Bombilla Tapada le acerca hoy un modesto pero efectivo catálogo como para que, puesto a conseguirle una mascota a sus hijos, no caiga en la redundancia del perro, el gato el hamster o la cotorrita australiana. Vengan por acá y conozcan a una buena cantidad de bichos rarísimos y que sin embargo la zoología tradicional se empeña en llamar "mitológicos".

      El primero de los bichos es un tanto difícil de describir en cuanto a su morfología, no tanto porque fuera compleja sino porque de acuerdo con el autor consultado tiene aspectos disimiles. Algunos la describen como un perro o un cerdo alado, otros como un reptil y hasta otros como un cuadrúpedo con rostro humano. En lo que todos coinciden es en la asociación entre la Salamandra (que de ella se trata) y el fuego. La antigüedad pretendía que todo estaba formado solo por cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. Claramente los mamíferos vivían en la tierra. En líneas generales las aves en el aire y los peces en el agua. Faltaba entonces, para que la armonía cósmica se mantuviera, que algún animal viviera en el fuego y para ello apareció la Salamandra. Hay que hacer notar que no conviene que usted regale una salamandra a sus hijos en el caso en que tenga un jardín con árboles frutales o agua de pozo. La presencia de este ígneo animalito seca los frutales y envenena el agua de los pozos. 

      La siguiente mascota será accesible solo a aquellas personas que tengan una vivienda con fondo disponible. Se trata de Airavata. Este es un elefante blanco nacido, como no podía ser de otro modo, cuando Brahma (No. El de la cerveza no) cantó ciertos himnos sagrados sobre las mitades de la cáscara del huevo del que nació Garuda (un pajarraco de los llamados "mitológicos" por los obtusos racionalistas). De dicha cáscara nacieron siete hombres y ocho elefantes. Uno de ellos es Airavata, fácilmente reconocible por sus cuatro colmillos y sus siete trompas. El mejor lugar para conseguir uno para su pibe es dirigirse al templo Brihadisvara de Gangaikondacholapuram en la provincia de Perambalur, en la India, el cual está dedicado a su veneración. La primera dificultad radica en recordar el nombre del templo.

      Si tiene usted miedo de que el elefante Airavata le pise los malvones, lo suyo quizá sean los peces. Le presentamos entonces a Bahamut, un pez que, como todo el mundo conoce, forma una de las capas de universo. De forma fácilmente deducible Bahamut soporta sobre su lomo a Kujata, un toro de considerables proporciones. Éste a su vez aguanta en sus espaldas una gigantesca roca de rubí sobre la que descansa obviamente un ángel. El ángel sostiene los siete infiernos y sobre estos, como es de público conocimiento, la Tierra. Por encima de ésta, cierran la lista, los siete cielos. Bahamut es un pez que, como comprenderán tiene sus posibilidades de movimiento algo limitadas, pero por la complejidad de la estructura asociada a él tiene un alto costo de mantenimiento.

      Podemos entonces sugerirle otro cuadrúpedo esta vez indudablemente bello. Se trata de Kumiho el famoso zorro de nueve colas. El problema de este simpático bicho es que sus biógrafos no se ponen de acuerdo en si es bueno o malo. En algunos casos Kumiho se alimenta de carne humana y en otros los ayuda. La mayoría de los autores que refieren la existencia de Kumiho sostienen que su alimento preferido son los hígados y corazones humanos. Esto en principio lo alejaría de las posibilidades de que usted quisiera tener uno en casa para solaz y esparcimiento de sus niños. Sin embargo hay opciones. Según se sostiene, si uno logra que Kumiho permanezca mil días sin consumir carne humana, se convertiría él mismo en humano. Otros estudiosos del tema prolongan y complican más la resolución del asunto sosteniendo que el procedimiento para lograr la conversión de un peligroso Kumiho en un agradable ser humano consiste en que el mismo consuma 1000 hígados humanos en un período de 1000 años. Caso contrario el mismo desaparecerá convertido en burbujas. Es probable que sus niños ya hayan crecido lo suficiente como para que las burbujas no los atraigan demasiado o estén purgando una larga condena debido a la intransigencia de las autoridades para justificar el abastecimiento de hígados humanos por mucho Kuniho hambriento del que se trate.

      Si lo que usted necesita para sus hijos es un animalito que tenga una interacción con ellos, no dudaremos en recomendarle la adquisición de un Micomalo. Este primate oriundo de Costa Rica es pequeño, de pelaje blanco, con cuernos, ojos rojo encendido, cola en forma de flecha y uñas filosas y puntiagudas. Tiene la pésima costumbre de aullar durante las noches mientras se balancea de rama en rama buscando algún incauto sobre el que soltarse. Versiones sobre el comportamiento del Micomalo sostienen que este simio ataca y atormenta solo a aquellas parejas amancebadas, que han tenido hijos sin haberse casado por la Santa Iglesia. En los casos en que la unión se hubiese celebrado como Dios manda, el debido tormento lo provee la esposa legítima.

      Podemos, para demostrar la versatilidad del presente catálogo, volver a los peces. En este caso uno conocido por todos como es el salmón. Como todos sabemos, los celtas sostienen la existencia de la Fuente de la Sabiduría, desde la cual manan cinco ríos. Rodean la fuente nueve avellanos y nuestro salmón comió una avellana de cada uno de ellos convirtiéndose naturalmente en el Salmón del Conocimiento, que de él se trata el presente párrafo. Finnegas el poeta, pasó largo tiempo intentando pescarlo y al cabo de siete años lo logró. No sabemos como lo reconoció por su aspecto pero una vez capturado le solicitó a su sirviente Fionn que se lo cocinara. Fionn lo colocó en la satén y en el acto de voltearlo sobre ella se salpicó el dedo con grasa caliente de pez. Como por acto reflejo se llevó el dedo a la boca, ingiriendo involuntariamente los lípidos del salmoniforme. Tanto era el poder del Salmón de Conocimiento que el trivial acto de chuparse el dedo para calmar el dolor convirtió a Fionn de sirviente de un poeta a uno de los héroes de las sagas celtas. Este bicho está especialmente recomendado en caso de niños particularmente duros de entendederas o de bajo rendimiento escolar.

      Si este pez no lo impresiona, podemos recurrir a las enseñanzas de Erik Pontoppidan quien en su libro sobre la Naturaleza en Noruega de 1752 nos habla de Hafgufa un pez grande como una isla. Este simpático vertebrado marino se entretiene levantando su lomo y fingiéndose isla frente a barcos y buques y hundiéndose ni bien los marineros han desembarcado sobre él. Provoca también gigantescas burbujas y torrentes de vapores en medio del mar. El pudor nos impide responder de qué manera. Espíritus racionalistas vinculan la existencia de Hafgufa con la presencia de volcanes que liberan vapores y la lava de los mismos que hace aparecer islotes en cuestión de horas donde antes no los había. Frente a la sabiduría de Pontoppidan estas versiones vulcanológicas se presentan como meras patrañas. De todos modos Pontoppidan y el Obispo Gunnerus de Trondehim (otra eminencia en el tema) suponen que existe solo un ejemplar de Hafgufa.

      Casi para terminar, si usted prefiere los clásicos, nada mejor que Campe, el simpático bicho que Crono envió a vigilar la entrada del Tártaro. Atractivo torso femenino con piernas de dragón, envueltas en serpientes al igual que su cabellera. Al rededor de su cintura, cabezas de osos y leones. De su cinturón cuelgan dos espadas llenas de veneno. Que sus niños luego no logren dormir por las noches es un dato menor comparado con la tranquilidad que obtendría usted dejándola libre en su patio al acecho de cualquier intruso




      Por ultimo, nada mejor que un gatito. Un gato cualquiera. De preferencia uno con cola larga y que pese algo más de 3 kg y medio. Nuestra intención en principio será que nuestro gato casero se convierta en un Bakeneko y ahí se nos complica porque para lograrlo habrá que esperar a que nuestro felino tenga unos 100 años de edad. Pasado ese tiempo, la cola del gato comenzará a duplicarse hasta tener dos unidades de la misma. Ahí si tendremos un auténtico Bakeneko. Se preguntará usted para que sirve uno de ellos. Pues bien, se afirma que un Bakeneko puede hablar, volar, convertirse en otras cosas y de última resucitar a los muertos. 




Si con el trabajo que nos hemos tomado en presentarle el presente catálogo sigue usted con dudas, o bien es un espíritu extremadamente difícil de complacer, o bien lo que más le conviene es comprarse un hamster.

Que haiga suerte!